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Influenza ¿Tengo los síntomas o es sólo sugestión?

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Influenza ¿Tengo los síntomas o es sólo sugestión?

 

tapabocas3Los síntomas de la influenza son: dolor de cabeza de manera brusca, cansancio por dos o tres semanas, dolor muscular y de articulaciones, congestión nasal, fiebre de más de 39 grados de 3 a 4 días, falta de apetito y tos. Algunos casos han reportado secreciones nasales, dolor de garganta, náuseas, vómitos y diarrea.

Sin embargo, es posible que muchas personas con temor a contraer la enfermedad empiecen a sentir ciertos síntomas como mareos, malestar, cansacio y en general, inquietud por saber si se ha contraído el virus.

Una forma efectiva de saber si se está enfermo es tomarse regularmente la temperatura. Si se encuentra por arriba de los 39 grados es necesario buscar un médico.

Por responsabilidad, al tener cualquier tipo de síntomas habrá que acudir al centro de salud y descartar la posibilidad de la enfermedad, aunque en todo caso, las pruebas de laboratorio son definitivas.

Las personas que padecen de hipocondria centran su atención en síntomas leves o maginarios (mareos, dolor de cabeza, etc.) y no en los verdaderamente importantes. La Secretaría de Salud dio a conocer el número 01 800 00 44 800 para que, en caso de sospechar un contagio, se tenga orientación personal y en caso de necesitarlo se obtenga información para acudir a un centro de salud cercano.

¿Nos enferman o nos enfermamos?

Para Roberto Salazar, director de la línea de atención de la Universidad Autónoma Metropolitana, «existe una importante diferencia entre padecer alguna sintomatología de carácter orgánico, es decir que nuestro cuerpo pueda enfermar por algún padecimiento que afecte nuestro sistema inmunológico, en el cual nuestras defensas trabajen arduamente para vencer la enfermedad, y los trastornos que podemos llamar de tipo psicosomático, en los cuales sentimos que nuestro organismo, nuestro cuerpo es susceptible de contraer una enfermedad que en realidad es ajena a nosotros».

«El poder de la sugestión, o autosugestión es demasiado importante, ya que una persona que se encuentre sumamente deprimida o bajo un estrés profundo, por ejemplo, originado por diferentes razones, tiene altas posibilidades no sólo de bajar sus defensas, sino de sentir que no puede controlar sus diferentes estados emocionales, lo cual se relaciona con la posibilidad de sentirse enfermo o con posibilidades de enfermar» dijo.

«Veamos un ejemplo tan común y corriente como la misma influenza y que es el consumo de alcohol. No es lo mismo tomar una sola copa bajo un estado de profunda depresión, que tomar esa misma copa, en un estado emocional de equilibrio y estabilidad. En el primer caso, una copa puede originar estados emocionales sumamente complicados, en el segundo ejemplo, una copa o trago no afectará mayormente a la persona.

Ahora bien, si hablamos de la influenza –latín de por medio – o influencia, es muy probable que una importante cantidad de la población, se sienta desprotegida no sólo por sus diversos niveles de información – desinformación sobre el multicitado virus, sino por los complejos prejuicios que en nuestra sociedad, existen alrededor de lo que significa estar enfermo; a esto mismo le agregamos un peculiar bombardeo mediático que toma desprevenido a una serie de grupos de los más diferentes niveles socioeconómicos, que frente a la noticia–tema, no sabe qué hacer, pero que sí sabe cómo reaccionar a través de los más diversos estados emocionales: confusión, alarma, angustia, etc.

Estados emocionales que tienen que ver con nuestra forma de ser y actuar; somos una sociedad que gusta de abrazarse, tocarse, besarse y mostrar el afecto por medio de diversas gestualidades. Si de pronto por la alerta, que no sísmica, sino epidemiológica, se nos pide que no nos toquemos, abracemos y besemos, pues esto genera una enorme cantidad y calidad de susceptibilidades; evidentemente que el desconcierto predomina».

Para el psicólogo «Una situación es tener 38.5 grados de temperatura, cuerpo cortado, cansancio continuo, malestar en las vías respiratorias, etc., y otra muy diferente, reconocer que nuestra personal ansiedad, angustia, enojo, impotencia, etc. nos puede hacer más desconfiados y por lo tanto más susceptibles de sentirnos enfermos».

«La propuesta es muy concreta es cuidarse – esto es importante con base en las indicaciones de las autoridades – confiar, hablar, compartir, dialogar, pensar y por lo tanto hablar de lo que estamos sintiendo, ahora que por primera vez, tenemos la magnífica oportunidad de realizarlo en el grupo al cual nos debemos: la familia» finalizó.  

 

 

 

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