México; el reino de los pactos y de los tratados. Lo bueno y lo malo
Por José Luis Preciado
Lo bueno de este pacto es que llega justo al empezar el sexenio del PRI-Peña Nieto. Es menor el riesgo del “maldito costo político” que muchos gobiernos no quieren correr. Otra de las bondades es que apuesta por temas verdaderamente importantes, que de suyo están sobre-diagnosticados y a los que urge entrarle de lleno: derechos y libertades, seguridad social universal, servicios de salud universal, combate a la pobreza, educación de calidad con equidad, ley de reparación del daño, derechos de los pueblos indígenas, acuerdos para el crecimiento económico, telecomunicaciones de clase mundial con mayor apertura que evite los monopolios, tecnología y desarrollo sustentable, transformar el campo, lograr eficiencia recaudatoria, desarrollo del sur sureste, zona del país que tiene graves y grandes rezagos con respecto al norte, entre otras propuestas. Creo que el documento abarca las principales demandas de todos los sectores mexicanos, para poder elevar la calidad, y pasar de ser solo la segunda potencia de América Latina a ser una potencia mundial. Se dice que México reúne hoy todas las condiciones, lo único que hacía falta era la voluntad política de los abajo firmantes.
Pero siendo mexicanos, siempre tenemos un pero, una parte muy nuestra que nos impide confiar a fondo en las cosas para que del papel salten a la realidad. Lo malo de éste viene con los partidos políticos, el PRD por ejemplo, Jesús Zambrano, su presidente, llega a la firma del pacto, con la ausencia de calidad plena de sus diputados, algunos ya lo desconocen, y él se arriesga a firmar. Aquí no están todos. El PAN dice que apoyará, pero ya vimos que le ha regateado al PRI su voto en otras reformas. Otro aspecto negativo de este acuerdo, es que se firmó a horas de la toma de protesta, aun no se sabe el estado en que dejaron las cosas los que se fueron, ¿pensará lo mismo el PAN cuando empiecen a salir los trapos sucios de la administración de Calderón?… perdonen que no me levante a aplaudirles, pero ya comimos de esto, en otras fiestas. Santo Tomás ya es un invidente.
