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¿Y la reunificación, apá?

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¿Y la reunificación, apá?

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Por Alejandro Pulido Cayón

 

Mérida, Yucatán, a 05 de octubre de 2010.- México parece una masa informe de contradicciones, que pretenden ser resueltas mediante un amable discurso de unidad, incapaz de solapar la cruda realidad de un país que se encuentra dividido justamente por la mitad: entre un Norte industrial, asolado por la violencia,  y un Sur platanero sumido por el agua y el desempleo.

Lo terrible del asunto, duélale a quien le duela, es que, a diferencia de otras naciones, como la alemana, en México ni siquiera puede hablarse de distanciamientos ideológicos derivados de modelos políticos, como ocurrió con la división de los germanos.

Mucho se dice que la experiencia de reunificación de Alemania sería buen ejemplo para los mexicanos, sin embrago, cuando revisité “¡Adiós a Lenin!”, caí en cuenta que las buenas intenciones requieren actos congruentes, y para desgracia de muchos, los políticos han demostrado ser unos descerebrados, incapaces de mostrar un sendero que lleve a la unidad.

En la cinta mencionada, el proceso de transición entre capitalismo y socialismo, queda dibujado como una situación aceptada y promovida por los mismos alemanes, pero no por ello exenta de resistencias y abruptos cambios que estremecieron las bases todas de la organización social.

El director de la película, Wolfgang Becker, pone especial énfasis en el trazo de los personajes, y cuida que las diferentes formas de afrontar la reunificación estén plasmadas en todos los niveles, ya que, por un lado, la madre de Alex, el protagonista, es una entusiasta creyente de las bondades del socialismo, en tanto que su hermana aceptó integrase al mundo capitalistas sin medir las consecuencias de sus decisiones.

Aunque el nueve de noviembre de 1989 es la fecha que marca, oficialmente, el inicio del a reunificación, con el derrumbe del muro de Berlín,  no se trató de un hecho que tomara por sorpresa a nadie, pues las condiciones del mundo para ese momento hacían insostenible esa división.

Para aterrizar el drama social en una cuestión particular, el filme narra las peripecias que debe realizar Alex a fin de que su madre no se percate de los cambios ocurridos mientras estaba en coma.

Sí, la ferviente activista política a favor del socialismo, sufrió un paro cardiaco mientras presenciaba una acto de represión a una marcha por la integración alemana, en la que, justamente, participaba el buen Alex.

Tras ocho meses aislada de la realidad, el mundo que conocía estaba derruido, pero su grave condición podía agravarse con algún sobresalto, y ¿qué mayor sorpresa podría haber si no el darse cuenta que todo en lo que creía había desaparecido?

Asimismo, durante el sueño comatoso de la madre, la hermana de Alex, que estaba por terminar su carrera de Economía, decidió desertar para ingresar a la maquinaria productiva de McDonalds, a la vez que estableció una nueva familia con un joven de Alemania Occidental.

En una sociedad tan radicalizada en sus valores como se encontraba Alemania a principios de los 90, era necesario que las nuevas modalidades de organización se integraran, y para ello se muestra cómo los empresarios elaboraron un sistema de convivencia entre los trabajadores, a fin de que se compartieran las experiencias de las dos alemanias.

Gracias a esa decisión, Alex se relaciona con un alemán occidental, quien se presta a todos los ardides necesarios para trastocar la realidad mediática con la cual pintan un mundo en el que los socialistas vencieron en la guerra fría.

A partir de una serie de filmaciones que realizan específicamente para crear esa ficción, es que los personajes plantean serias reflexiones sobre la naturaleza humana de los dos sistemas políticos y económicos, hasta que Alex confiesa que en verdad creó un mundo como a él le hubiera gustado que fuera la Historia.

Sin embargo, el engaño al que somete a su madre no pudo ser perfecto y, en una salida a la calle, la señora se percata de que las cosas distan mucho de ser como lo ve en la televisión (la cual, como ya se dijo, era programada por su hijo).

Es en ese momento que la escena emblemática del filme se presenta, cuando un helicóptero transporta restos de una estatua de Vladimir Illich Lenin, que parece saludar a la ciudad al tiempo que se pierde en el horizonte.

Finalmente, la reunificación alemana es una realidad, que obligó a la instauración de un sistema político parlamentario, a fin de dar cabida a todas las expresiones de pensamiento, puesto que, hasta la fecha, prevalecen ideas socialistas y capitalistas, que debieron integrarse para sacar adelante a esa potencia mundial.

Con los lamentables espectáculos que en una sesión sí y en otra también vemos en la Cámara de Diputados y aunada la creciente violencia, pregunto: ¿llegará un momento en el que habremos de tirar a nuestros héroes para construir una nueva historia, o seremos absorbidos en un abismo de las incapacidades políticas que desembocarán en una mayor división de México? El 2012 está a la vuelta, con un visible vacío de poder.

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