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Una lectura de «Eugenia» de Eduardo Urzaiz

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Una lectura de «Eugenia» de Eduardo Urzaiz

Relaciones de amor y de género: una lectura de “Eugenia” de Eduardo Urzaiz

eugenia

Comentarios expuestos en el 5º Congreso Internacional de Literatura de UC-Mexicanistas, realizado en el marco de la FILEY 2013

Por Virginia Carrillo.

Este esbozo de novela que el doctor Eduardo Urzaiz Rodríguez publica en 1919, contiene diversos elementos que la singularizan y que la hacen particularmente interesante para la lectura bajo la óptica de nuestros días.

La figura enorme de Urzaiz, como impulsor de la educación en Yucatán, como médico adelantado a su tiempo, como humanista e intelectual encuentra en Eugenia un mecanismo, en este caso literario, para expresar el discurso que aglutina su pensamiento en torno a los ámbitos de lo social, lo político, lo económico e incluso lo teológico.

Según lo averiguado, tres ediciones de Eugenia se han publicado después de la primera hecha por la Universidad Autónoma de Yucatán, siendo la última la de 2006 editada por la UNAM. Sin embargo y a pesar de su singularidad y de haber tenido estas varias ediciones, Eugenia ha sido objeto de pocos trabajos de análisis. Entre los que hay, lo que se ha estudiado principalmente ha sido su carácter de novela de ciencia ficción, como señala Ricardo Guzmán Wolffer respecto a la edición de Eugenia auspiciada por la UNAM para la Colección Licenciado Vidriera: “Eugenia es el antecedente de la ciencia ficción mexicana actual donde se plantean cuestiones del presente implantadas en el futuro.”

O como expresara Carlos Peniche Ponce en diciembre de 2006, a propósito de la presentación formal de tal edición: Urzaiz “usó la técnica de anticipación sociológica”. Eugenia es el primer trabajo literario de ciencia ficción en el campo de la literatura española. Asimismo, ha sido comparada con Un mundo feliz de Aldous Huxley en un trabajo de Adrián Curiel Rivera.

Maestro por su primera formación y médico por la segunda, dedicado a la salud mental y la ginecología, Urzaiz Rodríguez es autor además de Eugenia, de obras como Del imperio a la religión, La emigración cubana en Yucatán, Exégesis cervantina y Vidas tronchadas, entre otras.

Fundador de diferentes escuelas a nivel secundaria y preparatoria, fue impulsor, al elaborar la iniciativa de ley para su fundación y su primer rector, de la Universidad Nacional del Sureste hoy Universidad Autónoma de Yucatán que está cumpliendo y festejando ahora sus 91 años.

El amor romántico y el sexo

En lo que corresponde al comentario de mi lectura que ahora comparto con ustedes, he puesto la atención en un aspecto distinto al de la ciencia ficción pero que se justifica en ella: las relaciones de género, en las cuales centra Urzaiz el aspecto medular de su discurso progresista.

Me explico. En el texto, la reorganización de la vida humana a partir del control médico de la reproducción implica para su expresión en lo social, un cambio en los roles de género tradicionales, de modo que aquello que se altera en lo biológico por intervención de la ciencia, se extiende en cierto sentido a lo social: son los hombres quienes gestan a los hijos y las mujeres adoptan una postura activa al tomar la iniciativa en la conquista sexual.

En esa sociedad meridana del siglo XXIII que para entonces se llama Villautopía (Nuestra patria se ha reagrupado con otras naciones americanas para pertenecer en ese futuro a la Subconfederación de la América Central) la organización social fincada en la familia tradicional ha desaparecido y es el Estado la entidad que se ocupa del control de la reproducción y la crianza de la especie humana.

Pero ¿realmente Eugenia propone en su discurso un cambio profundo en los roles de género? ¿O queda en lo corpóreo el intercambio de las funciones biológicas de los sexos?

Veamos lo que discursivamente propone. Desde mi lectura, Eugenia es una novela romántica. Aparecida al filo de la tercera década del siglo XX, se estructura en los recursos estéticos y en el discurso sobre el amor, característicos del romanticismo decimonónico que dominó por largo tiempo las expresiones artísticas en nuestra península hasta bien entrado el siglo XX.

El inicio de la novela tiene ese arranque descriptivo característico del romanticismo, que me hizo recordar el comienzo de Veleidosa de José Peón Contreras: la luz de la mañana entra desde afuera a la ventana de una habitación e ilumina poco a poco a un personaje, que en este caso no es una bella dama, sino un guapo varón.

Apegado a ese mandato de la tradición patriarcal, donde lo biológico determina lo social, Urzaiz subvierte el rígido orden conservador y propone una forma de ser mujer representada en la figura de quien se pretende sea el arquetipo y que en la novela se llama Celiana, ella pone en funcionamiento una actitud respecto al amor y la conquista sexual totalmente activa. Eso en el principio.

En esa pareja conformada por Celiana y Ernesto son varios aspectos los que se transforman en referencia a la sexualidad y su extensión al amor. En primer lugar Celiana se trata de una mujer mayor que Ernesto. La sociedad conservadora ve con desagrado que la mujer –tutelada en la pareja por el hombre–, tenga más edad que él, cosa vinculada también a las condiciones de fertilidad y salud para la reproducción natural que hacen deseable que la mujer sea joven porque la fertilidad del hombre no está limitada por una andropausia. El texto hace énfasis en la juventud de Ernesto y en la madurez de Celiana.

Pero hay que subrayar que lo novedoso planteado por el texto en la interacción amorosa está respaldado por el control de la reproducción permitido por el avance científico. De ese modo es natural en el tiempo del texto que la plenitud masculina se encuentre en la juventud y la plenitud femenina se halle en la madurez “llegada a esa edad en que la mujer alcanza la plenitud de su fuerza pasional”.

Por otro lado, Celiana es la “iniciadora en el amor” de Ernesto, dice el texto “ella le abrió las puertas del jardín de Eros y fue para él la mujer integral. Madre, maestra, hermana, amiga y amante”. A pesar de lo retadora que resulta la libertad sexual de la mujer en esa sociedad del futuro imaginado, hay que señalar que la concepción de la “mujer integral” proviene de la perspectiva patriarcal y ha sido punto de partida para definir lo femenino, la mujer existe en función de sus roles de maestra, madre, amiga, hija, hermana, etc., en cambio el hombre existe en función de sí mismo, de ser hombre.

El control de la reproducción humana elaborado por la imaginación literaria de Urzaiz permite que las mujeres ya no tengan que apegarse al ritual de la virginidad entregada en el matrimonio, además de que la religión católica y su dominación sobre las relaciones entre los géneros ha desaparecido: “desvaneciéndose poco a poco los prejuicios religiosos y simplificándose los trámites legales, las parejas legales, las parejas humanas llegaron a constituirse y disolverse libremente”.

Para el tiempo en el que se generó el discurso de Eugenia, el principal temor en el ejercicio de la sexualidad era el embarazo: “seguramente la Humanidad se hubiese extinguido, a no haberse descubierto la manera de utilizar los óvulos humanos apenas fecundados, genial descubrimiento que quitó al amor todas sus temibles consecuencias”.

Sigue: “Libre el amor de toda traba la reproducción de la especie era vigilada por el Estado y reglamentada por la ciencia; en vez de la familia antigua, unida por imaginarios lazos de sangre, había aparecido el grupo, basado en afinidades de carácter y en la comunidad de gustos y aspiraciones y, por tanto realmente indisoluble. Esta era para ella la manifestación ideal de la sociabilidad humana, la única posible en el grado alcanzado por la civilización”. Ese anhelo del médico, del investigador de principios del siglo XX que cree firmemente en la ciencia, se plasma en la realidad literaria del futuro. Y aunque la desaparición de la familia tradicional, que como escuchamos se plantea como resultado de la evolución social, al final de la novela vuelve a presentarse como lo deseable, toda vez que Ernesto quiere formarla con Eugenia y el hijo que tendrán.

Otra justificación de los cambios en torno a la interacción en la sexualidad y la reproducción, es que la razón en las mujeres se opone al instinto materno. Dice el texto “cerebralidad” versus instinto materno, Celiana al ser muy racional no puede aspirar a la maternidad, ¿Qué justifica que la gestación en ese futuro imaginado por Urzaiz ocurra en el cuerpo masculino? La tocofobia, o lo que llama el miedo de las mujeres a la gestación y al parto.

Y poniendo en comparación el momento histórico del autor del texto y del futuro recreado en él, las mujeres son dueñas de sus cuerpos para establecer relaciones con varios amantes a lo largo de su vida: “También conoció en aquel tiempo a Miguel, que era a la sazón el amante en turno de Celiana”. En ese sentido, la amistad entre dos seres que han tenido un vínculo amoroso ya acabado es posible. Eso desde mi perspectiva, es un rasgo de posmodernidad más determinante en la transformación de las interacciones entre los géneros que la misma inversión de la gestación en las anatomías: “Trocados en franca, leal y permanente amistad los amores de Celiana y Miguel”.

Pero es el modo de vivir el dolor por la pérdida del ser amado, lo que le da a la novela su caracterización más fuertemente romántica. Celiana con toda su independencia y racionalidad, está atrapada en un triángulo amoroso, vive el duelo típicamente romántico como mujer abandonada por su pareja y la escapatoria del sufrimiento por el desprecio de Ernesto es la autodestrucción: cada día ella fuma más cannabis para aliviarse y esto tiene consecuencias en su apariencia y en su salud, físicamente Celiana se va marchitando. Al fin y al cabo el amor romántico siempre se resuelve en la muerte o en aquello que se aproxima a ella: la autodestrucción emocional.

Lo sorprendente, lo que podía causar escándalo 100 años atrás de este nuestro tiempo de lectura, es como ya se señaló, la libertad sexual de las mujeres en ese imaginado siglo XXIII, pero en cuanto a los vínculos amorosos siguen estando apegados a la tradición expresada en los modos de amar del romanticismo.

También vale la pena señalar, que la estética de los cuerpos y las descripciones detalladas de ellos corresponde a la perspectiva romántica: tez blanca, labios carnosos, grandes ojos “ardientes”, melenas largas y abundantes, narices griegas,

sin embargo siempre en la visión romántica de las relaciones de género, aparece el territorio oscuro de lo femenino: “¡Los sentimientos femeninos son y han sido siempre tan complejos!”

Otro aspecto a destacar: así como el nombre de Eugenia está relacionado con la eugenética y etimológicamente significa “bien nacer”, el nombre de Celiana que etimológicamente indica “caída del cielo”, puede relacionarse también por su cercanía fonética con la idea de los celos.

El espacio que recrea Urzaiz es la antigüedad clásica, de este modo vemos efebos que se apegan eróticamente a hombres y mujeres mayores, que son bellos y felices, el atuendo es a la usanza de la Grecia clásica, en las escenas transcurridas en espacios públicos aparecen maestros rodeados de discípulos, y bueno la estética griega se impone en la idealización de los cuerpos.

El entorno futurista que plantea Eugenia es un retorno a la belleza clásica, figuras como la de Venus ocupan lugares significativos en la narración.

Crítica a su mundo sociocultural

Asimismo, en el presente diegético de la novela futurista, podemos identificar al propio mundo sociocultural de la Mérida que le tocó vivir al sujeto histórico que la produjo. Critica a su tiempo, y en esa Villautopía viven convertidos en personajes quienes en aquel momento de principios del siglo XX eran significativos para la vida cultural, intelectual, política y científica de este entorno. Por ejemplo, le dirige comentarios al editor del periódico que domina la opinión pública –en el siglo XX y en el siglo XXIII- y que claramente se trata del Diario de Yucatán.

Cuestiona los modos de la educación de entonces “por el mismo procedimiento, que había venido a reemplazar toda la enfadosa Pedagogía de los pasados tiempos”, y enfatiza la admiración por novedades científicas como la hipnosis.

Otro elemento que pudiera causar escándalo al lector del momento de la aparición de Eugenia es el hecho, como ya se dijo, de la legalidad en el consumo de marihuana, costumbre normalizada y sobre la que ya no pesa estigma alguno en el tiempo futuro. Por otro lado, en esa sociedad la superficialidad es refinamiento; Mérida y Progreso aparecen conectadas por un tren que vuela y destaca la arquitectura “neomaya”.

Eugenia: el triunfo del amor romántico

Eugenia en la ciencia ficción y con todos los avances científicos que determinan cambios trascendentes en la vida humana, celebra el triunfo del amor romántico. Se ajusta a su ideal y en la perfección de los cuerpos de Eugenia y Ernesto se materializa.

Las aspiraciones de un científico comprometido con su sociedad como lo fue Eduardo Urzaiz, que creía honestamente en la posibilidad de un mundo mejor, encuentra en la literatura el campo para plantearlas y en cierto sentido, verlas realizadas. –VCR, Mérida, Yucatán, marzo de 2013.

Referencias

Urzaiz R., Eduardo. Eugenia, esbozo novelesco de costumbres futuras. Universidad de Yucatán, Mérida, 1976.

Guzmán W., Ricardo. La actualidad de Eugenia. La Jornada semanal, domingo 8 de noviembre de 2009, ed. 766. Recuperado en http://www.jornada.unam.mx/2009/11/08/sem-leer.html 10 de marzo de 2013.

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