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Transparencia en tutú

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Transparencia en tutú

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Por Alejandro Pulido Cayón

 

Mérida, Yucatán, a 09 de marzo de 2011.- ¡Qué bonito es lo bonito! Más bonito si cuesta un titipuchal, es extranjero y pertenece a las bellas artes. Una vez más, los yucatecos radicados en la ciudad capital tendrán la oportunidad de quitarse lo zarrapastrosos para acceder a las delicias del magnífico Ballet Nacional de Cuba, y de a gratis el boleto, ¡qué tal! Para algo sirven las gestiones ante instancias federales y la recaudación de nuevos derechos e impuestos municipales. El arte es el arte.

Consumidos los ánimos carnavalescos, saciados los bailadores con grupos populares y populacheros, drenado el mar de cerveza que empapó al mítico Paseo de Montejo (con apuñaladito y todo); sólo queda a nuestras nunca bien comprendidas autoridades traerle a los meridanos un evento de gran ralea, dicen que será ¡ta ta tán!: “El lago de los cisnes”, a presentarse –nada más y nada menos- en plena Plaza Grande, ¿cómo la ven desde ahí? Pero eso no es todo, por la friolera de dos millones 400 mil pesitos (y suponemos que además viáticos, gastos logísticos, hospedaje y alimentación), los integrantes del notable Ballet Nacional de Cuba también darán una función en Dzibichaltún. Eso es promover el desarrollo cultural, ¿o sea, no?

Quizá nadie se atreva a criticar esa inversión. Al fin, se trata de uno de los mejores ballets del mundo. Si exponer las obras de Picasso, Dalí y Goya implicó recursos superiores a los 10 millones de pesos, ¿qué tanto es tantito por el gusto de dos súper galas de ballet, máxime cuando no es la primera vez que se presentan “de a grapa” en esta blanca ciudad? Claro, si a ello contraponemos lo que se gastaron del erario para los recientes conciertos de Juanes, Motel y Gloria Trevi, ni quién diga nada porque usen un dinerillo extra para las bellas artes, ¿ven?

Ya, en plan serio. Por un lado son encomiables los esfuerzos que hace el Ayuntamiento de Mérida por traer eventos de calidad, a la vez que mantiene una programación con artistas locales a lo largo del año, así como diversos centros de educación artística. Hay que celebrar eso, sobre todo porque los recursos con los que cuenta son mucho más limitados que los del gobierno del Estado que, en los últimos años, ha destacado en la organización de mega jaranas y rendir tributos y homenajes como nunca. Quienes buscan en el arte su forma de vida lo saben: cuando cierran puerta y presupuestos en las instancias estatales, la mayoría de las veces han encontrado cabida en el municipio.

Pese a lo anterior, es oportuno cuestionar cómo se llegó a la decisión de presentar a un ballet de tanto renombre: ¿A quiénes consultaron? ¿Al Cabildo en pleno? Y los regidores: ¿En realidad representan los intereses de la comunidad? ¿Con qué sector de la población mantienen contacto? ¿Por qué, si es un evento tan importante, sólo fue avalado por 12 de los 19 ediles meridanos? ¿Cuántos habitantes de Mérida serán beneficiados en realidad: cinco, siete, 10, 50 mil? ¿Cuál es la relación costo-beneficio con la que se tomó la determinación de disponer de dos millones 400 mil pesos para un par de funciones de ballet? ¿El dinero fue donado por alguna instancia, procede de alguna partida especial de la federación, son recursos propios de libre disposición? Hace falta transparencia.

Si consideramos que los máximos apoyos otorgados por el gobierno a microempresarios y jóvenes emprendedores son por el orden de los 200 mil pesos, eso significaría que ver al Ballet Nacional de Cuba daría para fomentar cerca de 12 empresas de carácter cultural, aunque le presten el tutú a Bartola (ésa de la canción). Pero bueno, al menos en el municipio hacen algo, a diferencia de otras entidades que prefieren mantenerse a la expectativa mientras ordenan sus ideas, o mejor dicho: sus cuentas que no les cuadran.

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