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Tener o no tener una presidenta

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Tener o no tener una presidenta

mujer_bordando

Por Virginia Carrillo.

En un primer golpe de vista podría pensarse que a quienes creemos en las causas del feminismo, nos atrae la sola idea de tener en México a una mujer presidente o presidenta (aunque a los puristas del lenguaje no les guste la expresión). Pero es importante desgranarlo con cuidado, haciendo algunas puntualizaciones sobre las búsquedas del feminismo y el contexto machista y sexista de nuestra cultura. Una falsa creencia es que la mujer por el sólo hecho de serlo es feminista, y un hombre, por su sexo, no tiene otro destino que ser machista. No es así, el machismo es una forma de masculinidad que se reproduce y perpetúa socialmente, hecho en el que participan tanto hombres como mujeres, de modo que encontramos en todos los estratos hombres y también mujeres machistas y a poca gente que entiende lo que en realidad es el feminismo, reduciéndose en el imaginario popular a una oposición excluyente machismo/feminismo, o a lo que se ha popularizado desde la cultura de masas como guerra de sexos. Nada más lejano.

De este modo, el feminismo que entre otras cosas busca la igualdad entre hombres y mujeres, la erradicación de valoraciones y roles asimétricos –por el sólo hecho de la diferencia anatómica–, y la justa participación de todos y todas en los diversos ámbitos de la vida social, no siempre se refleja en el desempeño político de las mujeres que ocupan cargos públicos. Cuántas veces hemos visto a diputadas, senadoras, mujeres en cargos del poder ejecutivo o en la impartición de justicia, que en una errada idea del feminismo adoptan un discurso sobre lo femenino que no es otro que el impuesto por la tradición patriarcal, pero presentado como “feminista” o “a favor de las mujeres”, y que además ejercen el poder con un machismo invertido radical y nada benéfico para la ciudadanía.

Por eso habrá que tener cuidado cuando desde una estrecha visión sexista se tienda a creer que el simple hecho de conseguir que una mujer llegue a la presidencia de la República será un triunfo de las causas feministas. Y desde esa misma visión cuántas veces me ha tocado escuchar últimamente la pobre expresión “no por favor, otra mujer más gobernando no”, lo que proviene de la creencia aún vigente de que las mujeres no deben desempeñarse en el espacio público porque les corresponde el privado y la transgresión de esa norma trae malos resultados. Tristemente sigue viva la sentencia que hiciera el escritor decimonónico Manuel Payno en sus Memorias sobre el matrimonio: “Una mujer que no sabe coser y bordar, es como un hombre que no sabe leer ni escribir”…

 

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