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Revolucionarios 2.0

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Revolucionarios 2.0

Por Alejandro Pulido Cayón

Está de la fregada la situación del país, me dicen; siempre lo ha estado, respondo. Los gobiernos son ineficientes, llenos de corruptos y ladrones; sí, desde que tengo memoria se ha repetido como mantra eso. Aunque parezca que estamos ante una crisis inédita, sostengo que desde hace más de 40 años vivimos en zozobra económica y política, y aquí seguimos dando dos pasos adelante y uno atrás.
Argumentan que esta vez se logrará el cambio que tantos clamamos. Las redes sociales desbordan llamados a marchas, los odiadores profesionales hacen fiesta, la efervescencia revolucionaria está desatada. Hasta veteranos del rock, como Saúl Hernández, le meten con sus himnos contestatarios.
De acuerdo, vamos fuerte, con todo nuestro espíritu por un cambio, sólo díganme por favor: ¿Hacia dónde será? ¿Con qué rumbo y dirección? ¿Qué buscamos renovar? ¿Cuál es el plan de acción?
Mexicanos al tuitazo de #TodosSomosAyotzinapa, le piden a su #Compa que tomen las calles, que se manifiesten, que hagan público el repudio a la figura presidencial. Eso fue lo que se hizo en 1968, y se tuvo que reconocer la existencia política de los partidos de izquierda. Luego del fraude de 1988, la claudicación en la lucha de Cuauhtémoc Cárdenas trajo consigo la ciudadanización de los órganos electorales; también, sin más remedio, se tuvo que crear la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y así se dan los cambios en este terruño tan lejos de Dios…
Vivimos un hito histórico, indudablemente. La mítica, que no mística, paz que se experimenta en Yucatán quizá impide que se vislumbre la magnitud de la inseguridad en otras partes del territorio nacional. Sin embargo, la indignación surgida a raíz de los cobardes hechos de septiembre en Iguala, hacen que nos planteemos con seriedad cómo transformaremos la realidad. Porque a diferencia de crisis anteriores, ésta encuentra raíz en el poderío del crimen organizado y su colusión con las autoridades. Esta crisis emerge desde ultratumba, desde el rostro de los desaparecidos.
Sólo en ese contexto se entiende el maltrecho decálogo anunciado la semana pasada por EPN. Nueve de los 10 puntos que señaló tienen que ver con reformas legales, y con ello deja su responsabilidad en manos del Congreso de la Unión. De esa manera, el Ejecutivo quedó como objeto de mofa. La falta de autocrítica alcanzó niveles épicos en el discurso. #EpicFail, dirían los nativos digitales.
«Para mi, el grito de #TodosSomosAyotzinapa es un llamado a seguir transformando a México. Como sociedad, debemos tener la capacidad de encauzar nuestro dolor e indignación, hacia propósitos constructivos», dijo el presidente, sin credibilidad alguna tras dos meses de rabia ciudadana.
Lo más triste de todo, pienso, es que -acostumbrados a ser sufridores profesionales- millones y millones de #compatriotas sortearán a cómo se pueda esta crisis institucional, y con ello significo que, resignadamente, continuarán alimentando al sistema político con su indolencia.
El cambio, ya lo veo venir con claridad, estará otra vez dirigido desde las élites. Será igual que lo ocurrido en 1929: una revolución pasiva, inconclusa, pactada. Eso es lo que hoy debería preocuparnos más, antes de lucirnos como revolucionarios 2.0 en las redes sociales.

En Twitter: @alexpulidocayon

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