Por José Luis Preciado.

Raro ambiente se vive entre los candidatos. Sumidos  en el silencio electoral -que el IFE llama intercampaña- no se muestran por ningún lado, algunos como Nerio Torres alzan la mano de manera sugestiva y tímida en Facebook, con cosas así: “¡Hola, aquí estoy!, ¿Qué harán esta semana?” y otros de plano se fueron a descansar a la playa o a planear mejor su campaña.

Rolando Zapata en preparativos, Renán Barrera en reuniones con su gente, Joaquín Díaz visitando comités de Mérida. Pero todos comiéndose las uñas, ni siquiera se les ve cafeteando en los boliches locales.

El silencio está volviendo locos a todos, el primero que hable se lo carga el payaso, buscan el resbalón del rival para correr a decirle al árbitro. Otros cuentan sus canicas, visitan las casas de su gente y les piden por cuarta o quinta vez que les lleven gente a los comicios.

Y la gran mayoría, los votantes no saben exactamente qué pasa, primero mostraron la mercancía y ahora la esconden, ¿de qué se trata ese juego?

Nada menos ayer una persona, un profesional con estudios me preguntaba, quién había quedado como alcalde, ¿cómo es eso, si aún no son las elecciones? Sino hasta el primero de julio de este año.

Quedó sonrojado, admitió que no estaba bien enterado de este calendario intenté explicarle cómo son ahora los tiempos electorales, pero caí en la cuenta que la mayor parte de la gente no lo está entendiendo, temen que el asunto sea cosa de tribunales y abogados y que para allá vayan los votos que ellos depositen en las urnas…