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Pim Schalkwijk: Otra mirada

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Pim Schalkwijk: Otra mirada

fotografo-pim-schalkwijkPor Alejandro Pulido Cayón

La fotografía es el arte más democratizado de este siglo. La proliferación de dispositivos móviles con cámara integrada, además de las múltiples formas de interacción y difusión existentes en internet, hacen que millones y millones de personas se comuniquen a través de la imagen. Vivimos una época de efervescencia por documentar hasta lo más nimio, sencillo y hasta soez de la vida, “selfies” y platos de comida sobran para demostrarlo.
Esa posibilidad de involucrarnos visualmente con el entorno y capturarlo, sirve también como herramienta para apropiarnos de una realidad específica y que puede ser transformada a través de otra forma de mirarla, sobre todo en comunidades de alta marginación. Al menos así comprendo el proyecto “Niñas y niños observadores”, del fotógrafo Pim Schalkwijk.

Oriundo de Holanda, pero radicado en Mérida desde hace ocho años, Pim ha documentado la cotidianeidad del Mayab y costumbres y tradiciones de los yucatecos. En noviembre pasado inauguró, en el Museo Regional de Antropología e Historia “Palacio Cantón”, la muestra “To’on Maayáa´onil le k´iinoóba´ (Nosotros. Mayas contemporáneos)”. Asimismo, ha presentado trabajos de sumo interesantes sobre las famosas cantinas meridanas.
Una de sus más recientes aventuras, posee un alto sentido social que vincula el arte fotográfico y la pintura con las posibilidades que éstas tienen para la superación de la pobreza. En lo personal, he sostenido en diferentes foros que la cultura es imprescindible para abatir rezagos materiales: una comunidad consciente de su patrimonio inmaterial y de la riqueza natural que le rodea, estará en mejores condiciones para transformar su entorno inmediato. Con ese espíritu, a mi manera de ver, es que Pim puso en marcha “Niñas y niños observadores”.
Apoyado por el Conaculta, el fotógrafo viajó a Tlaxcala para impartir un curso a hijas e hijos de sexoservidoras. A las y los pequeños les entregaron cámaras digitales, les enseñaron su manejo y les plantearon las posibilidades estéticas de esta disciplina artística. Por último, trabajaron en la creación de un mural cuyo motivo era un telar.
Los pasados meses, este hombre, quien ha colaborado con National Geographic, se trasladó –esta vez con apoyo de Sedesol- a poblaciones de alta marginación en Chihuahua, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Estado de México, donde el curso fotográfico, según el planteamiento original, “busca incidir en la regeneración del tejido social, la recuperación de los espacios públicos y la conservación y reconocimiento cultural de los pueblos indígenas de México”.

Cierto es que la infraestructura y algunos programas asistencialistas coadyuvan al abatimiento de la pobreza; sin embargo, estoy convencido que sólo a través del desarrollo cultural estaremos en mejores posibilidades de crecer como seres humanos. El conocimiento es poder, reza el axioma. Y agregaría que el conocimiento es la forma más refinada del poder, porque evita la violencia y multiplica la riqueza. Ojalá se reproduzcan más iniciativas como la de Pim Schalkwijk. Ver para creer.

Twitter: @alexpulidocayon

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