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Para taparle el ojo al macho

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Para taparle el ojo al macho

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Por Alejandro Pulido Cayón

De las cosas que uno se entera: en Yucatán resulta más grave ante la ley que se roben dos reses a que maten a una mujer por cuestiones de género. Así, como lo leen.

Si creyese en la inocencia o ingenuidad de nuestros legisladores, diría que fue un descuido, error lamentable que buscarán subsanarlo: luego de haberse aprobado por unanimidad la reforma al Código Penal el pasado 30 de agosto de 2012, cuando se creó el capítulo sobre feminicidio, se les olvidó incorporarlo al Artículo 13 de ese ordenamiento, donde se estipulan cuáles son los delitos graves. Hace poco más de una semana, el Grupo Indignación señaló ese agujero negro legislativo.

Por un lado, los entonces diputados de la LIX Legislatura estatal salieron a cacarear el gran logro en términos de equidad y justicia para las mujeres que, dicho sea de paso, fue aprobado por unanimidad en la última sesión. Correspondió al ejecutivo promulgar la reforma el 11 de septiembre de 2012. Pregunto: entre 25 diputados, ene cantidad de asesores y grupos de la sociedad civil organizada que participaron del proceso: ¿nadie se dio cuenta de lo que hacían?

Es como taparle el ojo al macho. Reconocemos que existe la violencia de género, pero al mismo tiempo hacemos que su penalización –más severa- sea inoperante en la práctica. Si la Fiscalía hubiese remitido los expedientes de los últimos asesinatos de mujeres a mano de sus parejas como feminicidios, en la lógica jurídica los jueces estarían obligados a otorgarles la libertad bajo fianza porque en el Código Penal de Yucatán no es un delito grave.

Pero ante eso, también hay que cuestionar qué hace la Fiscal Celia Rivas al respecto. Ella trató con la violencia de género e intrafamiliar de cerca, cuando fue titular de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia; si ya conoce ese abismo jurídico, ¿qué pretende hacer? ¿Qué todo siga igual?

Serio que la noticia me resultó pasmosa. Y así es: el robo de ganado mayor, e incluso el robo de ganado menor que alcance cierto monto, son considerados graves mientras que el feminicidio no; en todo caso, lo que se indica como grave es el homicidio en razón de parentesco o relación; y si el feminicidio no se acredita, prevé el Artículo 394 quintus del Código Penal, se juzgará como homicidio. Digo, con algo tenían que cubrirse las espaldas.

Resulta curioso que entre las reformas más recientes, además del feminicidio hubo adiciones sobre el robo de ganado, promovidos por el ex alcalde panista de Tizimín Pedro Couoh Suaste, con lo que se consiguió que las acciones punitivas contra quienes estén asociados al abigeato sean mayores, y no alcancen fianza al ser procesados.

En un comunicado con fecha 27 de agosto de 2012, el Congreso del Estado informó sobre el tema, y precisó que se reformaría el Artículo 13, se supone que para catalogar como grave el asesinato de una mujer por razones de género. Sin embargo, ni en el dictamen aprobado ni en el Decreto 558 por el cual se promulgan esos cambios, se menciona que se haya considerado lo anterior. Pequeño detalle que hace una gran diferencia: la hipocresía en alto contraste, en blanco y negro, un atentado por puritita omisión.

El Dictamen 110 de la Comisión de Justicia y Seguridad Pública de la pasada Legislatura es puntual en los antecedentes de todas las reformas que se hicieron, maneja cifras y datos duros sobre la violencia de género y la legislación en la materia de otras entidades, en fin, es minucioso en ese tipo de aspectos, y al final ¡oh, sorpresa: sí pero siempre no hay feminicidio!

Quienes aprobaron el Dictamen fueron Carlos Pavón Flores, René Tun Castillo y Martha Góngora Sánchez; la promovente de la iniciativa, Lizbeth Medina Rodríguez, y su correligionario Tito Sánchez Camargo, así como Gabriela González Ojeda y Efraín Rivero Euán. Ellos, por decirlo suavecito, dejaron ese cabo suelto por puro descuido. En la política eso de hacer leyes con perversidad es puro mito, no existe, si los consensos son la verdad revelada en la democracia. El “error” está de origen.

Así las cosas: sólo le taparon el ojo al macho. Es más fácil dejar trampas y huecos en la ley a enfrentarnos a la realidad social, sobre todo en un tema tan delicado y políticamente peliagudo. ¿Cómo lo ven?

En Twitter: @alexpulidocayon

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