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Nueva proyección al “cine invisible”

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Nueva proyección al “cine invisible”

laultimacima

 

 

Por Alejandro Pulido Cayón

 

Mérida, Yucatán, a 17 de mayo de 2011.- Escuché con atención a Juan Manuel Cotelo, director del documental “La última cima”. Más que la temática o manufactura de la cinta, me sorprendió el método de promoción que utilizaron para llegar a una amplia audiencia, que parece multiplicarse día a día. Sin embrago, el caso de Cotelo y su película forma parte de una nueva tendencia mundial para difundir el llamado cine invisible, con notable éxito.

Cotelo narró la forma en la que produjo el documental, que versa sobre un sacerdote católico de grandes y positivos dotes, Pablo Domínguez, quien falleció en un accidente de alpinismo. Al margen de ello, insisto, destaca la capacidad de reproducir y extender un mensaje a través de internet, que fue donde inicio la aventura del filme “La ultima cima”, que de cuatro copias en España pasó a 66 en un breve tiempo y luego se internacionalizó.

El realizador mismo confiesa que no esperaban ese éxito, y que a través de su página de internet han logrado contactar con más de dos millones de personas interesadas por el documental, que en días pasados tuvo dos funciones en Mérida. Considero que le hecho de basar su trabajo en la vida ejemplar de un sacerdote católico “bueno”, sólo representa un hecho marginal que bien pudo tener impacto en la difusión y aceptación de la obra, pero únicamente es eso: un elemento más.

Resulta que desde hace más de 10 años la capacidad de internet para favorecer al cine está demostrada; y lo más curioso del asunto, es que generalmente ha funcionado en grandes proporciones cuando se trata de documentales o “fake” documentales, como fue el caso de “El proyecto de la Bruja de Blair”, con la que empezó este tipo de campañas.

Filmotech es un portal que ha buscado la forma de integrar como medio al cine e internet, con una opción que permita el consumo legal de películas a través de la web. Para ello, crearon el Primer Festival Europeo de Cine Invisible, cuya peculiaridad es que tuvo la capacidad de congregar al público de la aldea global a tan sólo un click. Todos los filmes de concurso fueron proyectados en línea. Otra peculiaridad, fue que la selección fue de cine inédito, abriendo con ello una ventana de participación importante a obras de noveles creadores (en este caso europeos).

Recordemos lo ocurrido hace poco en México, cuando una decisión judicial amagó con sacar de las salas de cine “Presunto culpable”. A la par del proceso legal, la obra estuvo disponible de forma íntegra en youtube.com, lográndose así su máxima difusión.

Ejemplos como el de “La última cima”, el Festival de Cine Invisible y “Presunto culpable”, consolidan las posibilidades de internet para la multiplicación de los mensajes, además de que permiten dar salida a películas que de otra forma nunca llegarían a las salas de proyección, para engrosar las filas de ese cine producido pero que casi nadie puede ver.

Entrados en el siglo XXI, la convergencia de tecnologías y la popularización de las mismas conllevan retos para los creadores, quienes habrán de entrar en una competencia global que apenas empieza por definirse –paradójicamente- al desdibujarse los horizontes conocidos.

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