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No estábamos listos para este comercio digital

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No estábamos listos para este comercio digital

La pandemia obligó a miles de negocios y consumidores a recurrir a Internet para mantener sus operaciones y compras… entonces empezaron los problemas.

Marco Rodríguez suele presumir que vende algunos de los mejores embutidos del Estado de México en su pequeño almacén ubicado en el municipio de Metepec, en la misma entidad. Con ese local tiene más de 7 años, en los que acumuló una base de clientes considerable que acudían de forma regular a adquirir sus productos con él. Pero luego la pandemia de coronavirus en México puso su mundo de cabeza.

“La venta bajó, claro, pero nosotros seguimos abiertos y trabajando porque no tenemos otra opción”, aseguró vía telefónica. “Tuvimos que buscar otras maneras de vender”.

Una de las primeras opciones que Rodríguez exploró fue a través de WhatsApp, en donde algunos clientes hacían pedidos que luego él entregaba en su propia moto. Sin embargo, la opción resultó insuficiente. Durante una de esas entregas y mientras esperaba la luz verde en un semáforo, preguntó a un repartidor de Rappi si tenía todavía mucho trabajo y este le respondió que sí, que más negocios ahora enviaban productos a través de esa app. Rodríguez decidió explorar.

“En realidad el proceso no es tan complicado para estar en la app”, relató. “Los problemas son otros, como que hay días donde la cantidad de pedidos nos complican la operación y luego no hay repartidores suficientes”.

Rodríguez vivió en carne propia un problema que azota a toda la industria del comercio electrónico en México, que hasta 2019 representaba hasta 5 por ciento del consumo total del país: aunque los sistemas están en su lugar, las cadenas de logística y producción no están preparadas para una explosión en tan poco tiempo del comercio electrónico.

“Las empresas y negocios se volcaron de manera irremediable al comercio en línea por la pandemia”, dijo Jorge Quiroga, especialista en ventas al mayoreo, tiendas de autoservicio y departamentales de Todo Retail. “Están tomando decisiones ahora que no habrían siquiera contemplado hasta dentro de 5 u 8 años”.

Según sus datos, desde que comenzaron los primeros días del aislamiento voluntario por parte de la población hasta el momento, el comercio en línea ha crecido un 34 por ciento en total, aunque hay negocios y productos que han vivido un despunte mucho mayor.

Las semillas, como el frijol, el arroz y la lenteja, han crecido exponencialmente en las ventas en línea, así como los productos sanitizantes, detergentes y, en el dato curioso, también los tintes para cabello.

Todos esos bienes son provistos por empresas y negocios, muchos de los cuales apenas se han subido a plataformas digitales para sus operaciones.

“El comercio online está detonando, eso es muy bueno, pero tiene sus repercusiones, sobre todo en problemas que ya veíamos desde antes de la pandemia”, añadió Quiroga. “El desafío es la propia magnitud de las ventas online, porque la cadena de abasto no está tan avanzada para soportar el comercio electrónico, desde los proveedores hasta los clientes”.

El especialista pone dos ejemplos: Allen del Norte y Scorpion. El primero, un fabricante de productos sanitizantes, ha tenido un crecimiento de 800 por ciento en sus pedidos en línea. El segundo, uno de los principales abarroteros al por mayor de México, ha tenido un incremento de más de 600 por ciento en ese rubro.

“¿Cómo colocamos esa venta y hacemos que llegue a tiempo al consumidor?”, cuestionó Quiroga. “Se ha creado un embudo en la cadena”.

Eso incluye a los propios productores, quienes no tienen certeza para el manejo de sus inventarios ni si podrán seguir el ritmo de producción en medio de la pandemia. “Nadie le dice que no a la venta, pero están teniendo que hacer maravillas para completarla”, añadió.

Visto de otro modo, aunque las tiendas y pisos de venta estén vacíos, los pedidos que se hacen en línea crecen con una infraestructura de entrega y logística todavía deficiente.

Y pasa con todos. El gigante global de comercio en línea, Amazon.com, anuncia tiempos de entrega bastante superiores a los normales, incluso para sus clientes ‘Prime’. Beerhouse, el servicio de entrega de cervezas a domicilio de Grupo Modelo, envía correos electrónicos a sus clientes avisando que la entrega de sus productos tardará de uno a dos días adicionales a los anunciados durante la compra.

“Hay un compromiso de los negocios para mantenerse al ritmo de la demanda en línea, pero algunos se están saturando”, dijo José de la Luz, especialista de Delta.ai, una firma ayuda a los negocios a subirse a las plataformas de venta digitales y administrar su contabilidad online. “Hay incrementos de 50 a 150 por ciento, dependiendo de la aplicación, en las solicitudes de los negocios para operar con ellos”.

Restaurantes y autoservicios son los que usualmente están más preparados para el comercio en línea, añadió, el problema son todos aquellos con otro tipo de bienes y servicios que antes dependían casi en su totalidad de la interacción directa con los clientes para sus actividades, como los sectores de lujo, terapias o cortes de cabello.

De la Luz también identifica un ‘cuello de botella’ en el mercado digital mexicano que deriva de años de atraso en materia de consumo por Internet: sí, cada vez más personas, sobre todo de niveles de ingreso medio y alto usaban sus teléfonos inteligentes para pedir todo tipo de bienes y servicios hasta la puerta de su casa, escuela u oficina, pero nunca se había dado en los volúmenes que la pandemia de COVID-19 ha forzado en un espacio muy breve de tiempo y en casi todos los sectores de una economía golpeada.

“Un buen consuelo es que no empezamos desde cero”, afirmó el especialista de Delta.ai. “Ya traíamos un poco de camino recorrido”.

En lo que se resuelven los ‘cuellos de botella’ que se han creado, personas como Rodríguez, el vendedor de embutidos mexiquense, usa un modelo híbrido: mantiene su reparto vía WhatsApp y está por empezar a vender en una app. Todavía no sabe cómo le irá con esa nueva forma de trabajo, solo está convencido de algo: ya no hay marcha atrás.

.-Con información de El Financiero

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