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Literatura: en veremos

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Literatura: en veremos

Los problemas que afectan el desarrollo cultural de Yucatán son múltiples y variados. Cada disciplina artística tiene sus propias complicaciones. Las dificultades que enfrentan los teatreros son distintas -por mucho- a las que sortea un pintor y así con la danza y sus bailarines; y la música y sus intérpretes y sus compositores; y la literatura con sus escritores y promotores de lectura y editores y la cadena de distribución del libro.

Hace unos días, la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) anunció con bombo y platillo la apertura de siete –sí, leyeron bien: siete- convocatorias para premios literarios. Los hay de todo tipo y para cualquier clase de creadores. Desde el cuento para niños e infantil, hasta el de literatos con amplia trayectoria, pasando por el cuento corto (en honor a Agustín Monsreal) y la poesía experimental (que reconoce a Raúl Renán). La bolsa de estímulos supera los 300 mil pesos.
Si tomamos en cuenta que el presupuesto anual de dicha dependencia estatal ronda poco menos de 300 millones de pesos (entre recursos del gobierno del estado, los conseguidos en la Cámara de Diputados y los que asigna la federación a través del Conaculta), parece que lo destinado a la creación literaria es lo que se paga con la morralla que les queda.

litLo cierto es que cada una de esas convocatorias de literatura conlleva una serie de gastos adicionales a los del mero premio. Por ejemplo, lo que cobra el jurado, la impresión de carteles para difundirlas, el costo de la edición de los libros que resulten seleccionados, entre otros de oscura naturaleza. Así, tenemos que los 300 y pocos miles de pesos más que se reparten entre los creadores literarios, terminan por significar un gasto cercano al millón de pesos.

Ahora bien, y esto es lo interesante, en la rueda de prensa que se dio a conocer esta oportunidad para escritoras y escritores, el titular de la Sedeculta, Roger Metri Duarte, fue poco claro –por no decir confuso- al garantizar la continuidad de esos certámenes, pues, según dijo, no sabe cómo estará configurado el presupuesto para el próximo año. Y esto termina por ser preocupante.

Con el argumento de que se aplicará un presupuesto “base cero” en 2016, el funcionario estatal dijo que sería difícil saber si se mantienen los premios literarios o si se hacen a manera de bienal. Incertidumbre pura y dura. Aunque eso sí, el jefe del departamento de Literatura y Promoción Editorial de la Sedeculta, Jorge Cortés Ancona, fue enfático al garantizar que las obras premiadas se editarán en el transcurso del próximo año, con lo que evitarán el rezago en publicaciones que tanto les ha costado (en críticas y desengaños).

Se nos ha dicho que el mentado presupuesto “base cero” únicamente afectará con sus recortes a programas innecesarios, duplicados y con gastos sin justificación como suntuosas comidas y ágapes. Hasta donde alcanza mi razonamiento, el desarrollo de la literatura está lejos de ser un asunto superficial o de segundo orden, por lo que las autoridades respectivas bien harían en velar por los recursos para tal fin. Ya veremos, dijo un ciego.

Por Alejandro Pulido Cayón

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