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Les deseo feliz tragedia

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Les deseo feliz tragedia

290311mujeres-mayas

Por Alejandro Pulido Cayón

Insulta la inteligencia, aunque nada tiene de insólito. Mueve emociones densas, de esas que oscilan entre indignación, indiferencia, hartazgo y hasta inocente alegría. Lo grave, sin embargo, es que evidencia una falta total de sensibilidad, alienta la desmemoria que hunde a la gente en banalidades, invisibiliza, inutiliza, cercena la posibilidad de entrarle a una reflexión, pensarnos como personas y acercarnos un poco más entre géneros. Es una invitación al olvido felicitar a nuestras amigas, hermanas, hijas, primas, tías, madres, abuelas, cirqueras, amantes, esposas, compañeras, colegas y etcéteras por el simple hecho de ser mujeres. Qué bárbaro de barbarie.

Esto del Día Internacional de la Mujer, desde que tengo memoria, se ha convertido en el estira y afloja de fuerzas en colisión: están quienes tratan de explicarnos que la ONU designó el 8 de marzo para conmemorar las luchas de las féminas por sus derechos, e involucrarnos como hombres en la consecución de esa utópica igualdad; y en la esquina contraria, enmascarados con chocolatines, rosas y pasteles, forcejean aquellos que consideran a esta una celebración de los atributos que, como machos y patriarcalmente, les hemos otorgado a las muñequitas de porcelana.

A final de cuentas, no todos están obligados a conocer los hechos, las raíces históricas, que dieron origen a esta conmemoración. He ahí el detalle: no todos. Los que sí deben estar al tanto de esto, e incluso ser proactivos y eficientes promotores en la divulgación del sentido, significado y trascendencia del 8 de marzo, son los políticos –específicamente los funcionarios de gobierno, para ser claro-. ¿Y qué pasa? Pues que son los principales promotores de la banalización, apuestan al olvido o, de plano, son tocayos del senador romano que apuñaló a Julio César.

Boletines oficiales, comentarios de funcionarios en redes sociales y Twitter, postales, tarjetitas de felicitación e invitaciones al pastel y regalarle rosas a las compañeras de trabajo y subalternas, a la vez de felicitarlas por abnegadas, bellas, sufridoras, fuertes como Madre Coraje, y celebrarles su día, sólo evidencia la total falta de visión y perspectiva de género en las políticas públicas.

Las palabras construyen realidades y el discurso articula transformaciones sociales: ¿Qué dicen a la ciudadanía esos servidores públicos que se dieron a la noble tarea de felicitar y celebrar a las mujeres este 8 de marzo? ¿Dónde quedaron las campañas de difusión? ¿Acaso celebrando es cómo logran que  las leyes a favor de las mujeres dejan de ser letra muerta? ¿Un festejo limpia los ojos amoratados de aquellas que sufren el maltrato? ¿Les procuran igualdad de ingresos por igualdad de trabajos? ¿A poco también celebramos en el hogar repartiendo las tareas domésticas? Con sus mensajes de felicitación, ese tipo de funcionarios exhiben su arraigado machismo disfrazado de mujerismo.

Y el machismo no distingue géneros, como la misoginia tampoco. Los señalamientos han sido enfáticos, devienen mensaje político: cuatro de cada 10 mujeres que sufren una baja laboral, es por cuestiones de discriminación o acoso; más del 40 por ciento manifiesta que ha sido víctima de violencia por parte de su pareja; cerca del 91 por ciento además de contribuir al gasto de la casa, hacen el trabajo en el hogar; aunque representan más de la mitad total de la población, tan sólo ocupan un 33 por ciento de los espacios en la política y empresa. Pero hay que felicitarlas en su día, ¿a poco no?

Debido a la tragedia y manifestaciones -entre 1900 y 1920- en la que perdieron la vida más de 140 trabajadoras de una fábrica textil en Nueva York y las mujeres salieron a marchar, la mirada mundial volteó hacia ellas. A principios del siglo XX sus luchas empezaron a concretarse; y en el caso de México, hasta la década de los 50 se les otorgó el derecho al voto. En España estaban impedidas a divorciarse y tener una protección efectiva contra el maltrato hasta 1981. Y hoy quienes promueven la celebración del Día de la Mujer, son las empresas trasnacionales, en particular un grupo de banqueros, y todo indica que también es labor de los políticos despistados. No pos así sí: celebremos la feliz tragedia.

Mérida, Yucatán, a 8 de marzo de 2013.

En Twitter: @alexpulidocayon

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