Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

La lista de listas

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

La lista de listas

Cazar un tiburón y montar a lomo una ballena. Treparme a la cúspide del Himalaya y visitar el Tíbet. Irme de safari al África y desayunar dátiles en un oasis del Gobi. Conducir un bólido sobre Paseo de Montejo y tirarme en parapeto desde la punta de la Torre Latinoamericana. Aprender judo y a utilizar ganzúas. Leer de cabeza el Ulysses de James Joyce y recomponer Rayuela de Julio Cortázar. Mirarme en los ojos de un niño y darle vida, una vez más, a la esperanza; eso quiero. Comencemos este 2016 con nuestros más descabellados propósitos, con aquello que nos hacen soñar y querer ser la mejor versión de nosotros mismos.

brindisAsí, continúo mi lista de buenas intenciones. Les comparto que dejé de pensar en bajar de peso, ahora sólo quiero correr el maratón de Nueva York. Como soy muy desafinado, me arriesgaré a unas clases de canto para gritarles a los de Coldplay sus canciones en abril, allá en la Ciudad de México. También he considerado el asunto ese del cigarro, es un divorcio inminente con pleito de abogados y todo. ¿Ahorros desde hoy para el retiro?, tendré que considerarlo, pues todavía estoy en edad de azotarme contra la realidad una y otra y otra y otra vez y ya ven, dicen que dios proveerá. Por divagaciones como esta, es que he dejado de juzgar a quienes, con absoluta solemnidad, hacen sus votos de año nuevo.

Prosigo. En el primer minuto de este enero estaba dormido, por eso tuve oportunidad de hacerle una visita a don Freud. De esa manera, descubrí que en los próximos 12 meses puedo reajustar la puntería de las rosas que regalo y los abrazos que desperdigo. El 2016 me amaneció con una recarga total. Porque sí, resulta que cuando pelé el ojo nada quedaba del 2015 y yo, tan desolado, extendí los brazos como gato desperezándose, con la certeza de que tengo por delante 366 vidas por vivir, una diferente todos los días. Y ese es otro propósito que les confío: cada mañana es una ventana hacia lo incierto y podemos reinventarnos, así que a reinventarme #díjemeamímismo.

Instalado en este orden de ideas, también he pensado que durante la próxima vuelta que le demos al sol aprenderé gastronomía francesa, nomás por el puro gusto de presumirles que puedo cocinar escargot.

Igual y aumento mi acervo de datos inútiles, por ejemplo: el 7 de enero es el día del coleccionista, en la peli “Réquiem por un Sueño” hay más de tres mil cortes de edición, George Lucas es un extraterrestre y así. Lo importante radica en que tengamos el arrojo de hacer lo que nunca antes hemos hecho. Atrevernos, pues.

Empecemos 2016 con toda la ilusión que seamos capaces. Les invito a que desbordemos la imaginación. Delante hay una senda nueva, virgen, inexplorada, mágica, llena de vivencias que nos reclaman. Este es el primer año del resto de nuestras vidas, como dicen por ahí. El mundo es nuestro, y lo sabemos. Yo, en lo personal, le apuesto mi resto a la humanidad, a todos quienes leen estas disparatadas líneas. Son mis mejores deseos. Es cuanto les cuento.

En Twitter: @alexpulidocayon

Facebook
Twitter
LinkedIn