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La edad de la punzada

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La edad de la punzada

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Por Alejandro Pulido Cayón

Xavier Velasco está de regreso. Ataca mordaz, filoso y con todo el vértigo de su escritura; esta vez, Xavier, el protagonista de su más reciente novela, atraviesa por esa tierra de nadie que es la adolescencia y “tiene ganas de gritar y que todo mundo se entere”, según confiesa el autor, quien estuvo presente en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán para presentar La edad de la punzada.

“De entrada es un asunto de hormonas, algo que te agarra en el camino y no sabes qué te pasó: no sabes por qué no puedes dormir con la vecina, no sabes por qué hay unas revistas ahí pecaminosas que te quitan el sueño y darías cualquier cosa por tener una en tus manos. No entiendes nada, simplemente es como si te hubiera poseído un diablo y hubieras perdido totalmente el control de las cosas”, argumenta Velasco.

La obra de este escritor mexicano se caracteriza, en lo general, por contener personajes inclinados a la transgresión y la impostura. Desde la mítica Violeta de Diablo guardián -una jovencita que roba los dólares que sus padres han estafado a la beneficencia y se lanza a Nueva York-, hasta Joaquín e Isaías Balboa -los antihéroes de Puedo explicarlo todo que recorren funerales en busca de acostones para vivificar damas-, todos los protagonistas que presenta Xavier Velasco, además de rebeldes natos, luchan por imponer su ley sin importarles pisar a quien sea en el camino.

En conjunto, el trabajo de Velasco puede verse a manera de corpus sobre la inconformidad  y el desdén al status quo, pero, al mismo tiempo, como el discurso de aquellos capaces de dinamitarlo y hacerse lugar en el mundo, o perderlo por la mala, si se quiere.

Exaltado cual brincolín, vestido con playera de manga larga y franjas naranja, el cabello revuelto y la mirada encendida e incendiada, el también creador del Materialismo histérico explica:

“El personaje de La edad de la punzada es un poco hijo de Violeta. Es un poco descendiente de ella; es un poco pariente de ella. Buena parte de los arrestos adolescentes de Violeta, los comparte el personaje de La edad de la punzada, porque se siente así. Lo que pasa es que, ¡claro!, en esa edad más o menos entre los 13 y los 16, somos muy parecidos”.

¿Por qué la transgresión en tu obra?, inquirimos.

“En principio tengo dos explicaciones. La primera es que soy mexicano, y la segunda es que soy chilango. Ya te podrás imaginar por qué mis personajes son tan tramposos. Me lo han dicho, me lo han dicho. La primera vez me sorprendieron y quise replicar ‘no todos son tramposos’, y empecé a revisar, empecé a revisar. Por eso te digo que sí son”, remata con una risa.

Agrega: “Hay que entender cosas que se vale hacer en México DF, que en el resto del mundo son ilegales. Y supuestamente en el DF también son ilegales, pero es que ahí nos entendemos muy fácilmente: ahí cada quién hace lo que le da la gana, de una manera u otra conseguimos que nuestra voluntad subsista, a pesar de que esa voluntad, tal vez, tenga que pasar por encima de algunos cuantos”.

¿Qué tanto tiene de Xavier Velasco el personaje de Xavier, en La edad de la punzada, qué tanto de autobiográfico es la novela, si se considera que toda novela es autobiográfica?, cuestionamos.

“Yo te diría que hay un 98 por ciento, esta es una historia que a mí me sucedió. Y que me sentí comprometido, desde que me sucedió, que algún día tenía que contarla. Porque, claro, a veces no sabes qué hacer con el destino, sobre todo cuando es adverso, y a veces la única venganza para el destino es decir ‘maldito, pues ahora lo cuento; pasará lo que sea, pero esto no me lo voy a callar, no lo voy a callar’. Claro, yo no te diría que escribí estrictamente mi adolescencia y trayectoria”.

El presente que vive México es muy violento, muy salvaje, y tus personajes son salvajes, libres, pero no vemos esa violencia. ¿Qué piensas de esa violencia, piensas en una novela, a 20 años, recordando este momento particular de México?, planteamos.

“Mira, te voy a decir cuál fue el último momento violento que me tocó vivir. El funeral de Colosio… En el Distrito Federal, en los últimos años, nos hemos acostumbrado a que un asalto a mano armada es una cuestión cotidiana, es algo que te pasa y ni siquiera es noticia: ‘Me asaltaron en la mañana; ¡ah, sí!, ¿y qué más has hecho?’ Por qué, porque ya no nos parece importante que hayan asaltado a la persona, vivimos con eso. Esa clase de violencia, creo que vivo con ella”, aclara Xavier.

Y matiza: “Estoy acostumbrado a la violencia que veo, o a la que no veo: me van a asaltar en esta calle oscura, hay gente que me está viendo muy feo, es decir, ese tipo de realidad que vivimos a diario y donde decimos “hay que andar a la vivas”. No nos ha tocado ver decapitados en la calle, no nos ha tocado ver balaceras, ni bloqueos, al menos hasta el día de hoy. Entonces yo, la verdad, tengo muy poca información sobre el tema, la misma que ustedes y hago los mismos berrinches que ustedes, pero desde la más absoluta impotencia porque ni siquiera ocurre en mi ciudad”, finaliza.

Mérida, Yucatán, a 17 de marzo de 2012

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