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La ciencia de las caricaturas

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La ciencia de las caricaturas

Por Alejandro Pulido Cayón

Cayó en mis manos un curioso libro: “La física del Coyote y el Correcaminos”, autoría de Luis Javier Plata Rosas, joven divulgador científico que en esta, su más reciente obra, hace un ensayo a profundidad sobre el impacto de los dibujos humanos en conductas sociales, además del reforzamiento de estereotipos y la relación que muchos episodios tienen que ver con la ciencia.

correcaminosDividido en tres grandes apartados, el ejemplar aborda en primera instancia la influencia que tienen las caricaturas en la ideología predominante, así como los modelos corpóreos que se le adjudican a los distintos valores morales; el segundo segmento, sirve a Plata Rosas para presentarnos una serie de estudios sociológicos, psicológicos y de comunicación surgidos a partir de los dibujo animados; finalmente, nos habla de un conjunto de programas dirigidos al público de niñas y niños en el que se les motiva a involucrarse en el mundo de las ciencias.

Sustentado en estudios serios, el escritor desarrolla, por ejemplo, los resultados que obtuvieron científicos sociales sobre la predisposición de los infantes a la violencia tras el análisis de más de cuatro mil personajes animados y unos mil 200 episodios de series, que van desde la década de 1930 hasta la de 1990.

Los sociólogos Hugh Klein y Kenneth S. Shiffman, revelan que a lo largo de los años se han transformado las conductas de los personajes principales, que en principio eran afectos al alcohol, el tabaco y la violencia justificada; aunque también promovían conducta prosociales, de ayuda al prójimo.

Así, estudian caricaturas como Scooby-Doo, Los Picapiedra, Bugs Bunny, Dragon Ball Z, Bob Esponja, Padre de Familia, Los Cariñositos, Los Pitufos,
Entre muchas otras más.

A todo lo anterior, se agrega una faceta poco difundida acerca del estudio de las caricaturas, que es el de los desórdenes mentales que padecen los personajes como Winnie Poh. También, cómo un grupo de neuropsicólogos, luego de estudiar las tristezas y alegrías que producen Heidi y Remi, han sido capaces de programas una computadora afectiva.

Más allá de los lugares comunes al hablar de dibujos animados, Luis Javier Plata se sumerge a fondo en una multiplicidad de fenómenos que van desde la rumorología, pasando por los ingeniosos inventos marca Acme, hasta la simplificación de la historia universal en seriales como el de Cantinflas, que se proyectaba en México durante las décadas de 1970 y 1980, que incluso contó con una versión impresa en fascículos.

Bajo la óptica que se nos presenta en “La física del Coyote y el Correcaminos”, nos damos cuenta, sin duda alguna, que las caricaturas son algo más, mucho más grave de lo que pudiésemos suponer. Ello si consideramos que, dependiendo de los diferentes estratos sociales, las niñas y niños entre cuatro y 12 años están expuestos un promedio diario de cuatro horas a este tipo de programación. Y digo grave porque, de una u otra manera, dichos contenidos pueden reforzar conductas prosociales o reforzar estereotipos sobre la forma y figura del bien y el mal.

Es cuanto les cuento.

En Twitter: @alexpulidocayon

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