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Juventud interrumpida

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Juventud interrumpida

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Por Alejandro Pulido Cayón

Amanecí con una duda existencial severa: ¿Qué se siente seguir en Twitter a Lady Gaga, Justin Bieber,  Anahí, Belinda o Ninel Conde? Los primeros dos tienen más seguidores que los votos obtenidos en las pasadas elecciones por EPN y AMLO; y las tres connacionales, poseen mejores índices de influencia en la red que esos políticos juntos. O sea, tenemos una juventud interrumpida, ¿o qué?

Y bueno, es lógico que más de cuatro millones 680 mil personas prefieran leer que @Anahi tuitea cosas como: “Dios se manifiesta fuerte y claro… El mensaje de la vida es aquí y ahora” (con las profundas cagas filosóficas y trascendentales que ello encierra), en vez de enfrascarse en discusiones y meditaciones sobre la cantidad de hambre que se necesita para la compra de votos y voluntades.

Amainado el furor que desató la llamada Primavera Mexicana, me entró esa curiosidad malsana por ver en perspectiva lo que -en una realidad cuantitativa- sucede en las redes sociales. En un arranque de inspiración, me puse a seguir a quienes en serio reúnen masas en sus cuentas de Twitter.

En simples fríos número, Lady Gaga tiene la friolera de 27 millones 242 mil 753 seguidores y contando; Justin Bieber, 25 millones 176 mil 846 y en aumento. Tan sólo esas dos figuras del espectáculo suman más de 52 millones de personas que derrapan por sus palabras. En las pasadas elecciones, según datos del IFE, votaron alrededor de 47 millones de mexicanos. Claro, una cosa es el tuitazo y otra moverse a votar.

Cierto es que la Gaga y el Bieber son estrellas internacionales. Pero los mexicanos tampoco andan tan mal, si consideramos que Belinda con su millón de followers tiene más RTs que EPN y AMLO. Ya ni hablar de Anahí, quien reúne más seguidores que ellos dos juntos. Ninel Conde es la botana de todos, más conocida y deseada que Yeidkol Polevski o Josefina Vázquez Mota.

Tal parece que los cantantes son más influyentes en las redes que los políticos; y numéricamente, así es. La diferencia radica en que la comunicación política opera de otra manera, lo cual deriva en las movilizaciones sociales que, además de utilizar al Twitter y FB para difundir sus mensajes, también se apoyan en una estructura a nivel de tierra.

Aunque en términos de la realidad estadística radical, los políticos tampoco quedan bien parados. El INEGI señala que en México habitamos poco más de 112 millones de personas, y el padrón electoral, esto es, quienes tendrían derecho a votar, es de poco más de 87 millones, de los cuales ejercieron su derecho, ya se dijo, unos 47 millones, y a quien más votos le reconocen no llega ni a los 20 millones, o sea, fue votado por una minoría. Entonces, ¿a qué le tiras cuando te sueñas revolucionario?

Datos de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), indican que a mayo del presente año había alrededor de 40 millones de usuarios de internet, de los cuales el 77 por ciento accede a las redes sociales; en pocas palabras: Anahí se lleva más del 10 por ciento del pastel de todos los que tienen acceso a estas tecnologías.

A decir verdad, la realidad no es tan simple como ver estadísticas y numeralia, pero sí contribuye a poner en perspectiva los alcances de las redes sociales y, ulteriormente, llegar a conclusiones sobre su peso específico en los procesos de movilización social política. Visto así, procedo a darle unfollow a ciertos tuiteros con todo y su juventud interrumpida. Digo yo nomás digo.

@alexpulidocayon

Mérida, Yucatán, a 19 de julio de 2012

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