Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Juramento de hipócritas

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Juramento de hipócritas

merida-medicosPor Alejandro Pulido Cayón
Hace poco experimenté en carne propia las deficiencias que se viven en el IMSS, tanto a nivel de atención médica como de abasto de insumos y medicamentos. El sistema de salud atraviesa una crisis grave. Y ahora los galenos de 20 estados se unieron en protesta bajo los hash tags #YoSoyMédico17 y #YoSoy17, debido a que unos colegas suyos fueron sentenciados en Jalisco por una negligencia que derivó en la muerte de una niña. Exigen que se deje de criminalizar su práctica.

Las y los batas blancas de Yucatán se unieron a la protesta nacional el pasado domingo. En términos generales, dicen, son tres los puntos que obstaculizan la buena praxis: el asalto neoliberal a las instituciones de salud; la saturación de las instituciones públicas; y la atomización del sistema de salud en general.
Uno de los sindicatos más fuertes a nivel nacional es el del Seguro Social, que en la pasada década libró luchas por ascensos salariales, mayores prestaciones y otros privilegios. Recuerdo que, hacia el año 2005, tuve oportunidad de entrevistar a uno de sus líderes, quien confesó estar dispuesto a poner en riesgo la salud de los pacientes si la Junta de Gobierno del IMSS no atendía sus demandas. Conservo el audio.

Esta vez, la sentencia del tribunal contra 16 médicos jaliscienses que en 2009 habrían realizado una práctica deficiente, se convirtió en uno de los principales tópicos en las redes sociales de Facebook y Twitter, a través de las cuales convocaron a la movilización dominical, que también tuvo eco en los medios de comunicación tradicionales.
Por un lado, es de celebrarse que las y los galenos salgan a las calles y denuncien lo que todo usuario de los servicios de salud pública sabe: son una mierda. Sin embargo, por otra parte resulta repulsivo que teniendo conciencia de esto, además de saberse las grillas internas y burocratismo imperante, hayan esperado una sentencia condenatoria contra sus colegas para ejercer presión política. Y digo presión política, que no partidista.

Hace tres meses tuve una fractura en el peroné derecho, y lo primero que hice fue acudir al IMSS. Luego de peregrinar por el Hospital Juárez y la Clínica La Ceiba, finalmente me atendieron en el Centro Médico T-1, donde me pusieron una férula y mandaron que viera a un especialista al día siguiente para ver cuándo me operaban. Empezó así el calvario. Para no hacer larga la historia, diré que terminó atendiéndome un médico particular que juzgó innecesaria la intervención quirúrgica.
El primer diagnóstico del IMSS era equívoco, el tipo de fractura no ameritaba que me pasaran cuchillo. No obstante, supe que la persona que debía intervenirme en esa institución enfrentó una serie de grillas internas típicas entre los médicos que ahí ejercen, lo que me dio tiempo de buscar una segunda opinión especializada, lamentablemente costó una buena lana.
Uno de los líderes de #YoSoy17 de San Luis Potosí, Daniel Guevara Cruz, dejó esta perla que retomo: “Cualquier paciente puede estar molesto, pero no siempre es cuestión de médico, sobre todo cuando trabaja en instituciones públicas, donde hay una serie de carencias y eso también llega a impactar en la atención de los pacientes”.

Bueno, pues resulta que los padres de una paciente muerta en 2009 ejercieron su derecho, o qué: ¿los médicos hicieron el juramento de Hipócrates o el de los hipócritas?
Facebook
Twitter
LinkedIn