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Instintos básicos o dadaísmo

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Instintos básicos o dadaísmo

Por José Luis Preciado

«No creo en la magia, no creo en los reyes, ni en Kennedy, ni en Jesús, ni en Buda, ni en Elvis. No creo en los Beatles. Sólo creo en mi. En Yoko y en mi».
John Lennon

winsdonaldtrump-zyap2zsutyFebrero de 1916, un cabaret francés era la pila bautismal del movimiento Dada; surge para bailar sobre la tumba de la cultura burguesa, una misa de réquiem a los más procaz, un ataque contra los idiotas, sus integrantes eran poetas, estudiantes de arquitectura y filosofía que nunca creyeron en la política en el sentido específico del término. Estamos hablando del principio de los años veinte. Han pasado cien años y el dadaísmo sigue más vigente que nunca: políticos y banqueros corruptos, egoísmo burgués y un pueblo que imita lo peor de esa burguesía en su precariedad. El arte dada era arbitrariedad, grafittis, materiales inmundos, » Todo es basura y la basura es maravillosa», decía David Bowie

Hoy todo tiende a la basura, incluyendo este material que una vez leído, es envoltura de pescado en el Lucas de Gálvez o limpiador de parabrisas, ambas salidas son preferibles al olvido.

En el 2010, los demócratas no supieron leer el Tea Party.

La llamada política de la cocina se fue a las urnas y allí estalló en votos, electores irritados ante lo «políticamente correcto», tuvieron en Trump un caño de desahogo, de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del electorado de la derecha. Para muchos electores irritados por lo « políticamente correcto », que creen que ya no se puede decir lo que se piensa so pena de ser acusado de racista, la « palabra libre » de Trump sobre los latinos, los inmigrantes o los musulmanes es percibida como un auténtico desahogo.

Quizás Peña Nieto tuvo razón, sólo se reunió con el ganador y allí lo tiene, Donald Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos, dejando atrás a Hillary Clinton, una candidata que no tuvo el fuelle suficiente para convencer a los norteamericanos de que sus propuestas era adecuadas, Trump sin propuestas pero con una retórica incendiaria y la promesa política, «devolver la grandeza a los Estados Unidos».

En Yucatán vive una gran comunidad de norteamericanos, – se dice que hay de tres a cuatro mil familias-, muchos de estos asentados en la costa; en Chuburná pude platicar con algunos que me expresaron su desolación ante el triunfo de Donald, decían que la parte más radical de los Estados Unidos expresó su odio a través del republicano, por ejemplo esta zona oscura fue aplastante en Florida.

Gladys Pinto, representante de una gran comunidad Yucateca en California, expresó que Clinton se confió demasiado en lugares donde creía que ya la tenían ganada, comunidades enteras de indígenas pieles rojas asentados en reservas, tenían varias demandas incumplidas, que ni Obama les atendió. Analizando lo ocurrido no resulta tan extraño que haya ganado un radical cuyas promesas eran radicalmente claras, versus una candidata edulcorada que ofrecía exactamente lo mismo, es decir casi nada. Donald Trump no la tiene nada fácil, le guste o no somos su vecinos y tendrá que tratarnos como tal, los vínculos empresariales que tiene son extensos, los hombres de negocios tarde o temprano harán trato con él, nuestro país deberá portarse a la altura y saber negociar con este horda republicana que dominará el Senado y el Congreso, si los gringos no nos hacen caso o tratan de amenazarno aún más de lo que ya lo han hecho, tenemos a China como aliado, después de todo ellos también fueron escupidos por Trump, China sabe del valor geográfico que representa México, cerca de los Estados Unidos, al lado para bien o mal .

Ignacio Ramonet escribe lo siguiente:
El éxito de Donald Trump (como el ‘Brexit’ en el Reino Unido, o la victoria del ‘no’ en Colombia ) significa primero una nueva estrepitosa derrota de los grandes medios dominantes y de los institutos de sondeo y de las encuestas de opinión. Pero significa también que toda la arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra Mundial, se ve ahora trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica se van a barajar de nuevo. Otra partida empieza. Entramos en una era nueva cuyo rasgo determinante es lo ‘desconocido’. Ahora todo puede ocurrir.

El dadaísmo reivindica el caos, ahora sumado al caso colectivo, aquí donde cualquier cosa podría ser considerada una obra de arte, ello incluye a un circo al aire libre, nunca será malo refrescar las ideas y sacar ese loco a pasear por las calles del país. Yo me pongo en primera fila, quiero ser testigo de lo que viene.

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