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Habla “El Cuervo” sobre la corrupción en el Vaticano

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Habla “El Cuervo” sobre la corrupción en el Vaticano

290611iglesia-iluminda

Vaticanerías

Por Eduardo Lliteras Sentíes.

Una sombra atravesó, rauda, el Cortile de San Dámaso, a esa hora desierto, envuelto por la tenue luz azul marino que se derramaba del cielo romano a los palacios apostólicos convertidos en una mole oscura cuyas ventanas reflejaban la ausencia de luna. La sombra miró, de soslayo, hacia las oficinas del secretario
de Estado del Vaticano y constató satisfecho que la oscuridad reinaba en sus
pasillos y en el despacho de Tarcisio Bertone y apresuró el paso hacia “il
Portone di Bronzo”. Su sotana parecía volar sobre los mármoles. Atrás dejó la
“Scala Regia” y sin casi detenerse saludó apenas al guardia suizo que se cuadró
a su paso. A un costado de la columnata de Bernini lo esperaba un auto con el
motor encendido. Lo abordó y partieron rumbo al “Lungotevere” a toda marcha.

Del asiento trasero del vehículo emergió una sombra. Vestido de la cabeza a los
pies de negro extendió la mano para recibir un legajo de documentos. El
poderoso monseñor apenas volteó a verlo y dijo con voz estentórea: “Fai attenzione ai mattoni falsi”.

El vehículo se movía con rapidez sobre los San Pietrinos que cubren el “Lungotevere”, dando pequeños brincos que apenas provocaban algún temblor en la estilizada figura de monseñor, quien sin pronunciar más palabras, a la altura del Ponte Sixto, pidió al conductor detenerse. El auto se estacionó a un costado de piazza Trilussa, en el Trastévere, a esas horas habitado por drogatas y briagos que disputaban los últimos tragos de una botella. Monseñor caminó hacia el “Ponte Sixto”. El Tiber rugía abajo, salido de madres por las lluvias invernales. Horas más tarde, encendió la televisión y en el Canal “La7”, Gianluigi Nuzzi, apareció “Il Corvo” (“El Cuervo”). Era el pasajero al que entregó un voluminoso dossier horas antes durante la marcha sobre el “Lungotevere”, la vía que costea al río que atraviesa la capital romana.

En silencio, con las manos unidas, monseñor escuchó al periodista y al “Cuervo”, quien tenía el rostro cubierto por un pasamontañas y unos lentes que le cubrían las pupilas de los ojos. Su cuerpo no se distinguía en las sombras y su voz había sido deformada: ¿Usted, desde hace cuánto tiempo trabaja en el Vaticano? Desde hace unos veintitantos años. ¿Usted es católico? Sí ¿Va a la iglesia? Claro ¿Lee el Evangelio? Siempre. “La7” y el programa “Los Intocables” se apuntaban una primicia absoluta. Toda Italia miraba perpleja, a través de las pantallas, a ese
personaje misterioso, parecido al Fantasma de la Ópera, que hablaba de la
corrupción en el Vaticano y de los 7 documentos filtrados en las últimas
semanas, de enero y febrero de 2012, que habían cimbrado a las jerarquías
católicas. Las noticias habían sido reproducidas por medios de todo el mundo.

Gianluigi Nuzzi, vestido de saco azul marino y corbata roja, lanzó a bocajarro la pregunta a la garganta profunda: ¿Usted es un cuervo? En lo absoluto ¿Cuántas personas están colaborando para filtrar documentos del Vaticano? Aproximadamente, calculando todos los organismos del Vaticano, unos 20.

¿Estos documentos han sido filtrados por personas que tienen ambiciones de poder o hay un deseo distinto? Creo que es un poco un vómito, es decir, un gesto de rabia.

El periodista italiano preguntó “al Cuervo” si había recibido dinero, como había dicho el diario “La Repubblica”: Para mí es inconcebible una situación de éste tipo ¿Por qué inconcebible? Porque con esto se traicionaría en lo que se cree.

Monseñor sonrió satisfecho. En el Vaticano, las luces se habían encendido. La guerra por la sucesión papal, había dado inicio. Al día siguiente, el diario “Il Fatto Quotidiano” publicaba, a ocho columnas: Complot contra el papa; en 12 meses morirá”.

www.infolliteras.com

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