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En la mira (más ácido y menos complacencias)

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En la mira (más ácido y menos complacencias)

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Por Carlos M. Hornelas Pineda

A riesgo de caer en un vicio de percepción, o de cualquiera otro de los muchos que conservo todavía para no merecer la categoría del más sano del panteón cuando muera, he decidido poner en la mira (del microscopio, no del fusil) algunos eventos sospechosistas de las últimas semanas, que ayudan a llenar el espacio de esta columna, mas no a aumentar mi peculio.

En primer lugar está la fábrica de nuestra inequidad, primer producto nacional y orgullo de nuestra apatía política. Al darse a conocer los resultados del último censo, que prácticamente pasó inadvertido, se detonó la actual conflagración por disputarse el primer lugar de quién ha sido la fuerza política más productiva en la llamada fábrica de pobres de los últimos lustros. Ambos, priistas y panistas, se han culpado mutuamente por la paternidad de la miseria actual como si de verdad les importara, dejando con ello en claro que la política es una cosa tan seria y tan delicada –dicen los que saben- que lo peor que podemos hacer es dejarla en manos de los políticos.

Como un fantasma en la casa que uno renta para pasar unos días en la playa, alguien conjuró a la influenza para esta época llamada “alta” para el turismo y, como Terminator, ha regresado. Hasta donde sabemos no hay intención de ejercer el terrorismo mediático para ahuyentar a los pocos turistas que vienen a nuestro país a experimentar el turismo extremo. Tan es así que incluso se ha permitido que una mujer que algunos calificarían como “caderona”, me refiero a JLo -aunque podría ser reconvenido por la academia-,  se haya posado en la pirámide de Chichén Itzá, para tomarse unas cuantas fotos con su mirada perdida en lontananza del paisaje y publicadas en diversos medios.

¿Quién –arrebatan las voces envidiosas-, quién habrá dado el consentimiento para que la cantante tuviera ese privilegio negado a primeros mandatarios y otorgado tan sólo a otra verdadera diva consumada como Thalía? ¿Qué hay –dicen los rabiosos- del  lugar tan cautelosamente resguardado al grado que en su última visita, el entonces presidente George Bush y el presichente Fox, fueron requeridos a bajar de la escalinata del monumento debido a que ponían en peligro su integridad? ¿O será que simplemente se les amonestó porque con sus botas “afeaban la postal”?

De cualquier manera sí que es prioridad el turismo. Hace dos años todavía existía la supina intención de disolver la Secretaría para “ahorrarnos” unos pesos a los contribuyentes mientras se pasaban anuncios para fomentarlo en el interior de la República, y la semana pasada se anunció que el tianguis turístico de Acapulco cambiaría de sede para hacerse itinerante. Muchas preguntas melancólicas quedan sin responder  ¿dónde se irá el autobús lleno de turistas que nunca fue encontrado? ¿Hay planes de llevarse consigo los tiroteos, las cabezas rodantes en las discos, los robos a transeúntes, los menores asesinados, los incendios a comercios y por supuesto la “banana” y el parachute?; ¿Qué será entonces del Acapulco conocido en los últimos tiempos –reclaman los preocupados por la identidad de los pueblos-?

En otros asuntos, el 24 de marzo “más de 700 medios de comunicación de todo el país” signaron un Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia.  El  objetivo primordial, según dieron a conocer es “tener un marco de referencia común que permita garantizar la libertad de expresión en un entorno de criminalidad  y violencia como el que se da en México”. Es sumamente loable que los medios, particularmente los electrónicos hayan firmado este acuerdo que lo único que evidencia es su intención por recordar que tienen códigos de ética –en caso de que efectivamente los tengan- y que se hagan el propósito de que “ahora sí” van a hacer la cobertura de los acontecimientos como deberían haberlo hecho: con profesionalismo, sin utilizar la jerga de los mismos delincuentes ni presentarlos como rockstar, o impactar con imágenes que harían ruborizar a un médico forense con tal de obtener un mayor audiencia. ¡Qué conscientes y qué condescendientes, qué magnánimos y qué dispendiosos! , ¡Qué generosos y qué éticos!

Algunas dudas –de los resentidos y los rencorosos- quedarán para la anécdota  ¿qué será de aquellos artífices del nuevo/viejo periodismo que consiguieron la involución más regresiva de la que se tenga noticia: volver a la nota roja el centro de atención de las primeras planas, como en los albores de esta práctica informativa? ¿Qué pasará con aquellos que pudieron establecer el fundamentalismo de la violencia gráfica, verbal y narrativa por encima del periodismo de investigación? ¿Terminarán en Hallmark redactando mensajes de consuelo o como “copy” de las tarjetas de Kitty en color rosa o se incorporarán al “periodismo de espectáculos” tan prolífico en esas figuras de desacato al buen gusto?

Para contrarrestar tanta información objetiva y tanto discurso aleccionador, Televisa ha anunciado que pronto saldrá al aire en televisión abierta  su serie “Mujeres Asesinas”, que seguramente tratará temas científicos y espirituales en lugar de hacer una apología a la violencia. Lo único que preocupa en tal caso son dos cosas: que esto suponga un cambio en la programación, que Laura Bozzo salga del aire (Dios nos libre) y se dé un efecto en cadena que haga que el programa de Niurka Marcos  o Rocío Sánchez de TV Azteca desaparezcan o peor aún, que las telenovelas dejen de ser esa parte importante para la educación en México, como ha reconocido su secretario y ahora presidenciable, Alonso Lujambio.

Desde aquí le mandamos un voto de confianza en su “cruzada por los valores cívicos y éticos a fin de ir construyendo mejores ciudadanos para el país”, y nos quedamos con una de esas declaraciones que se escriben en el firmamento de nuestras convicciones con letras doradas: “no creo que la pobreza lleva a asociarse con actividades ilegales. Esa es una opción moral. Hay millones de pobres que no se suman al crimen organizado. Si hay que darle más oportunidad de educación, pero esta decisión es una herencia de valores”. Parece que en esa cruzada va a invitar a la maestra Gordillo a unos foros sobre “Democracia, vida del partido y sindicalismo” o de menos participará en “Todo el mundo cree que sabe”.

Para seguir con el gabinete, esta semana se da un paso adelante en la consolidación de este país con clase mundial a través de la remoción  del ahora exprocurador Chávez Chávez, quien deja una marca difícil de superar. Si ya de por sí tenía consigo un récord personal tras su gestión en Chihuahua y los feminicidios inexplicables, ha conseguido propalar esta incertidumbre a nivel nacional y legarnos su opacidad en la resolución de los temas que le fueron encomendados.

Gracias a Dios que ya tenemos claro que en el tema de seguridad necesitamos una Policía bajo un mando único porque con esta nueva Policía Federal nos habían dicho que ahora sí se hará lo que nos dijeron que hacía de mal y de malas la Policía Federal Preventiva que, a su vez, nos habían convencido que hacía mal la Agencia Federal de Investigaciones que, a su vez,  nos dijeron que hacía mal la PGR. Llama la atención el discurso del presidente al despedir a Chávez2, porque le echa tantas flores que uno se pregunta ¿si es tan bueno porqué lo dejan ir?

En lo que respecta a las alianzas del Estado de México, lo único que ha quedado claro es que ni los propios protagonistas saben cuál será la alineación o de qué va el proceso. Los electores son consultados y luego no se les toma en cuenta ¿será como en los volados: dos de tres? Después de todo ¿se puede creer en santa Claus en plena primavera?, ¿Es esto un reflejo de la “decena” trágica de Madero (Gustavo, del PAN; no Francisco Indalecio, el hermano del otro Gustavo, Gustavo Adolfo)? ¿O será que los mexiquenses ya están hasta el copete… de tanta televisión?

A todos ellos, a ustedes lectores atentos les advertimos: están en la mira y los estamos socheando…

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