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Defensor del consumidor

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Defensor del consumidor

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Por José Luis Preciado

Hoy en la PROFECO están los módulos de los principales depredadores de los consumidores, allí se encuentran por lo menos el de la CFE y el de Teléfonos de México. Es que resulta más cómodo procurar acuerdos con la mediación que atender el reclamo de miles de usuarios, sobre todo en recibos de luz, agua y teléfono, porque pagándoles a estos tres tigres se va muchas veces el sueldo completo; he visto a familias completas esperar angustiadas la llegada de los recibos, comerse la uñas ante el no saber de cuánto será el monto envuelto en el sobre de cobro, la gran mayoría ve que las cosas no mejoran al contrario, empeoran, en el caso de la CFE vivimos confundidos con sus campañas de focos ahorradores, la gran mayoría ya los cambió todos y aun así no se ve la mejoría en los recibos.
En el caso de los teléfonos celulares nos va un poco peor, aquellos que tienen Amigo Kid, viven echándole 30, 40 o más pesos al día a su celular y dale que se acaba el crédito en dos o tres llamadas, hola y adiós.
Los que tienen crédito, se quedan a la mitad de sus llamadas, el aparato se desconecta o de plano no se conecta. Nos vendieron la idea de que nuestra Internet es de alta velocidad, pero asistimos asombrados a la comprobación de que mientras en Europa y los Estados Unidos manejan en autopista, la nuestra es camino de terracería.
Gas doméstico. La gran mayoría de las gaseras son un fraude, no sólo por el pésimo servicio que nos ofrecen –no quieren cambiarnos un tanque en mal estado cuando ellos mismos lo entregaron– el contenido dura menos tiempo que el anterior, las malas conexiones ponen en riesgo a la familia y los precios se ha alejado del consumidor promedio.
Y mire que sólo tratamos tres temas, de tantos que hay pendientes. Faltan líneas aéreas, empresas del transporte, proveedores de servicios turísticos…
Hoy la PROFECO tiene nuevo delegado, Octavio Contreras, pero es lo mismo, no tiene dientes y la institución ha quedado rebasada, su utilidad práctica aterriza en la mediación, mediar no es malo, al contrario es una forma de conseguir acuerdos de dos o más partes, sin embargo el depredador no tiene castigo y muchas veces ni multa, el caso del señor X se quedó en la mediación, el consumidor pagaba 300 pesos en su recibo, le llegó por mil, se lo dejan en 400 y a partir de allí empieza la lucha de nuevo.
Urge una asociación que proteja a los consumidores, que desde la sociedad civil organizada se enarbole esta bandera, hay mucho qué hacer en este terreno, los malos servicios temblarían ante un grupo organizado, aquel que no cumpla será exhibido en redes sociales y medios de comunicación. Aquí está la verdadera lucha.

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