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Arcelia en Yucatán

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Arcelia en Yucatán

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Por Alejandro Pulido Cayón

El cine mexicano atraviesa una coyuntura interesante: por un lado ha crecido la producción nacional y están en cartelera películas de gran éxito en taquilla; mientras que obras de alta calidad artística tienen una distribución muy limitada y poco tiempo de exhibición. Ante esa paradoja, la actriz Arcelia Ramírez consideró indispensable una legislación que proteja la distribución de las cintas mexicanas.

“No podemos hablar de industria del cine nacional, aun cando la producción ha aumentado muchísimo. Tenemos una tremenda tarea en términos de distribución y de promoción. Sí, me parece que existe un abismo enorme. Yo, por ejemplo, ahora estoy en dos películas en cartelera, una es No se aceptan devoluciones, que tiene mil 500 pantallas; y Las razones del corazón, que está en su corrida comercial en el circuito cultural de este país, que sigue siendo de 10 salas”, apuntó en entrevista.

La actriz, quien participó en cintas emblemáticas del llamado Nuevo Cine Mexicano, entre ellas La Mujer de Benjamín, Como agua para chocolate y Ciudad de Ciegos, también consideró que ante la complejidad de la situación actual tenemos que auto-responsabilizarnos por la cultura en general.

“Tendríamos que empezar a responsabilizarnos sobre todo en lo que nos toca, desde nuestra trinchera, nuestra casa, nuestros hijos, es allí donde hay que insistir, en los chiquitos y la educación artística; si la educación artística en este país, en las primarias y demás escuelas no es suficiente, tenemos que buscar los materiales más interesantes para nuestros niños y sembrar en ellos el gozo por la cultura”, propuso.

De visita en Yucatán, como parte de las actividades del FICMaya 2013, Arcelia Ramírez concedió esta entrevista, en la que también habló sobre lo que significó la creación de Emilia, personaje al que da vida en la más reciente película de Arturo Ripstein: Las razones del corazón.

“Es una película que hicimos hace tres años, está inspirada de Madame Bovary, de Gustave Flaubert, y cuando Paz Alicia Garciadiego –la guionista- me ofreció el proyecto, me sentí desafiada por el personaje”, apuntó.

“Ya el proceso de preparación –agregó- fue como de dos semanas antes de filmar, cuando hicimos el análisis con Arturo, y después ya con todos los demás actores. Luego fue como entonarnos, es muy importante para Arturo que estemos todos en un mismo tono. Sus puestas en escena son complicadísimas y muy precisas, es muy riguroso como director; y esos textos maravillosos de Paz Alicia son casi partituras musicales, eso es lo que más disfruté”.

Cabe una acotación, el filme de Ripstein  fue terminado en 2011, tras un proceso de producción que tuvo que ser pospuesto en varias ocasiones y fue hasta este año cuando finalmente logró ser distribuido, sin embargo, ello con un número muy limitado de copias para salas cinematográficas.

Al respecto, la actriz de Cilantro y Prejil comentó: “Hay quienes dicen que el cine de autor es para poco público, que hay espíritus que pueden entenderlo y acceder a él, espíritus más refinados. Yo creo que existen muchísimos más espíritus refinados de lo que pensamos, sí deberíamos de proteger a nuestro cine, hacer una legislación”.

El problema está en la distribución, acotó, las películas no llegan al público y no hay manera de que la distribución sea justa, las películas mexicanas a la segunda semana, cuando la gente se enteró, ya están fuera de cartelera.

“No hay manera de competir con esos presupuestos enormes, esas avalanchas de promoción del cine norteamericano, que eso es a lo que está acostumbrada la gente: a que le den la publicidad de las películas hasta en los paquetes de cereal. Tiene que haber una legislación que proteja al cine mexicano… es un abismo que tenemos que estrechar, reducirlo”, concluyó Arcelia Ramírez.

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