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Abuela fitness

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Abuela fitness

Por Silvia Zavala

Cosas de la edad… dicen que es de tercera

“La vida es una navegación, nosotros dirigimos la barca, pero no podemos controlar el mar, las tempestades y los días sin viento”
-Xavier Guix, psicólogo, en entrevista para El Mundo

¡Qué flojera! Decía tras llegar de la oficina cuando veía el gimnasio recién inaugurado frente a la casa, ¡hasta sentía que me erizaba! Luego, a cenar rico: chocolate y pan dulce frente al televisor.

No es que no me ejercitara antes, incluso acudí a un gimnasio a media hora de la casa, pero por diversos motivos y excusas dejaba de ir y pasaban meses e incluso años sin regresar.

Dos años atrás, una noche, aburrida porque en ese entonces mi televisión sólo captaba los canales abiertos y había concluido el Exatlón (que me encanta), decidí volver al gimnasio pero, ¡lo mismo de siempre!, acudía por uno o dos meses y lo abandonaba, a pesar que estaba enfrente. Además, no pasaba de lo mismo: caminadora y en ocasiones elíptica.

Desde luego, sé que el ejercicio trae grandes beneficios al cuerpo y a la mente, ¡pero la flojera y excusas siempre ganan! Entonces… mi vida y la de mis hijos dio un vuelco inesperado que nos llevó a consultar psiquiatras, psicoterapeutas y otros especialistas de la salud.

Un día, que no podía controlar mi ansiedad a pesar de haber tomado seis gotas de clonazepan, desesperada dando vueltas en mi cuarto, decidí ir al gimnasio. Después de hora y media de caminadora a gran velocidad, sumado al efecto del clonazepan, me llegó la calma para pensar y, mi primera decisión fue: A partir de ahora, el gimnasio va a ser prioridad, necesito recuperar mi salud mental.

¡Gracias, endorfinas, serotoninas y dopaminas!

Eso fue hace más de cuatro meses, ¡y desde hace dos ya realizo entrenamiento profesional con máquinas y pesas! Desde luego que sigo acudiendo al psiquiatra, pero ante la tanta demanda que tienen, las citas son de 45 a 60 días, ¿se imaginan si me esperanzo sólo en ello?

Y sí, en el gimnasio los asiduos son siempre gente joven; poca, pero muy poca gente con sobrepeso o de más edad como la mía. Por si fuera poco, ya tengo nuevas amigas: Elvy y Elmy (no los inventé).

Ahora luzco más delgada y bien formada, fuerte y saludable (no saben cómo disfruté nadando en los cenotes de Homún); hoy, el ejercicio ya es parte de mi rutina, ha hecho que me alimente más sano, ahora mi siguiente paso es ir al nutriólogo.

Me siento segura, atractiva, empoderada, disfruto salir con amigas y ser ejemplo de fortaleza a mis hijos, recuperando poco a poco la felicidad… me siento mucho, pero mucho más orgullosa de mí y mis 62 años de edad.

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