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¿Reforma educativa o laboral?

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¿Reforma educativa o laboral?

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Por José Luis Preciado

Se calentaron las protestas de maestros contra la Reforma Educativa, Yucatán que no había alzado la mano, lo hizo y de una forma enérgica, este sábado el Paseo de Montejo fue escenario de la protesta y llegaron a manifestarse más de los que el gobierno estatal pensó. Estos profesores están llenos de dudas sobre su seguridad laboral, el nuevo instituto valuador les dará tres oportunidades y si reprueban quedarán fuera; también se sienten regañados por el secretario de Educación federal Emilio Chuayffet quien no ha tenido discurso claro y alentador sobre el tema, pero más allá de estas discusiones que son importantes para los maestros, está la verdadera calidad educativa, allí sí que hay reclamos; escuelas de tiempo completo, donde los papás están cargando con la responsabilidad de que salgan adelante. Por ejemplo en la digitalización escolar las fallas son enormes, los maestros siguen enseñando como hace años: pizarra, lápiz y cuadernos, los equipos de cómputo llegan a cuentagotas y muchos planteles los tienen embodegados o no cuentan con señal de Internet; otro proyecto fallido es la enciclomedia, miles de millones de pesos tirados a la basura en los gobiernos pasados.

Dice el discurso federal que México quiere parecerse a Finlandia, país que asombra al mundo. En una primera evaluación el país escandinavo obtuvo el primer lugar en lectura, el cuarto en matemáticas y el tercero en ciencias. En 2003, el primer lugar en las tres materias entre los países de la OCDE; en 2006, el primer lugar en ciencias y el segundo en lectura y matemática, entre todos los participantes y en 2009 –la última de la que se tienen resultados– fue tercero en lectura, sexto en matemática y segundo en ciencias, también entre todos los países –segundo, segundo y primero, respectivamente, entre los de la OCDE–.

Según el maestro Pasi Sahlberg, profesor de la Universidad de Helsinki y director general del Centro para la Movilidad y la Cooperación Internacional de ese país, la «vía finlandesa» no se basa en el rigor y la competencia, sino en la colaboración, la creatividad, la igualdad de oportunidades y la formación de los educadores. Entre sus singularidades está la edad de ingreso escolar, los chicos finlandeses comienzan la escuela básica a los siete años y hacen el jardín de infantes a los seis. Antes de eso, tienen derecho a concurrir voluntariamente a jardines maternales donde aprenden a través del juego.

La educación obligatoria dura nueve años, hasta los 16 y se imparte en el mismo edificio, sin divisiones entre la primaria y el nivel básico de la secundaria. Las autoridades locales asignan una plaza a cada infante en una escuela cercana a su casa, pero los padres pueden elegir una escuela de su preferencia.

Los grupos no exceden los 25 alumnos, generalmente las clases se imparten entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde. La escuela también provee los libros de estudio y el almuerzo, que debe cubrir un 30% de sus necesidades nutricionales. Y ofrece apoyo escolar para los que lo necesiten. Pero lo que se considera la clave del éxito educativo finlandés, son sus maestros y profesores. Elegidos entre los que obtienen los más altos promedios en la escuela secundaria, deben aprobar una maestría para estar en condiciones de ser admitidos. En ese país de poco más de cinco millones de habitantes, la docencia es una de las profesiones más prestigiosas y, a pesar de las exigencias, atrae el interés de casi un 25% de los estudiantes.

Allí está la clave. Los mejores maestros con la seguridad laboral garantizada, siempre y cuando ellos estén siempre a la altura, como en los mejores empleos basados en la competencia, aquí es donde será muy difícil transformar el paradigma mexicano, que es todo un sistema viejo que se niega a cambiar de piel.

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