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Pasará 28 años en el Cereso por matar a narquito

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Pasará 28 años en el Cereso por matar a narquito

sardo-asesino El Juez Primero Penal sentenció a 28 años de prisión al ex militar Rafael Cruz Flores como responsable del homicidio de Juan Antonio López Paredes (a) “Juana”, narcodistribuidor de Dzilam de Bravo, al que abatió con su pistola de cargo calibre 45 milímetros.

Los otros implicados en la muerte fueron liberados porque ya compurgaron sus penas en el Cereso meridano por haber robado las pertenencias del fallecido.

El ahora ex militar fue condenado por los delitos de homicidio calificado y robo cometido en pandilla. También se le impuso una multa de un millón 875,144.80 pesos.

Por el segundo ilícito, se le encontró culpable y se le condenó a dos años de cárcel.

Los otros implicados, Paolo Valente Marrufo Chi, Balam Antonio Castillo Arsave, Luis Alberto Pool May y Alan de Jesús Peraza Alcocer, quedaron libres desde el miércoles.

Los hechos ocurrieron el 11 de febrero de 2012 luego de que los individuos ingirieron la noche anterior una botella de tequila en el malecón de Dzilam de Bravo, que además mezclaron con dos cigarros de mariguana.

Enfiestados, se pusieron de acuerdo para ir a la hacienda Pueblo Nuevo, donde residía el ahora occiso, el cual era conocido vendedor de enervantes.

Llegaron a bordo de la camioneta Voyager de Balam Antonio, que supuestamente se dedica también a distribuir droga.

Rafael y Alan brincaron una albarrada y desde una ventana pidieron que les vendieran unas “piedras de crack”.

Supuestamente el ahora occiso les negó la venta del producto y eso enfureció a los recién llegados, por lo que el militar sacó su arma de cargo y a través de la ventana cerrada con cristales y cubierta con un miriñaque le disparó a una silueta que apenas se veía.

Enseguida entraron al inmueble y se apoderaron de un televisor, un DVD y un equipo de sonido, que pusieron en el vehículo y se dieron a la fuga.

Sin embargo, no contaron con que la pareja sentimental de López Paredes, identificado como Francisco Javier Pech Canché, dormía en otro cuarto y al oír los ruidos se dirigió al baño y desde ahí contempló cómo mataban a su compañero.

Al reconocer a los asesinos, dio parte a las autoridades que fueron en su busca y los detuvieron con todo y el botín.

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