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Álbum de familia

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Álbum de familia

¿Infancia es destino?

Por José Luis Preciado

Dicen que los años hacen su labor y con la edad, uno se vuelve revisionista, hurga en pasajes que le son familiares y se encuentra con aquello que te ayudó a llegar a ser lo que eres, -quien quiera que seas-. No se los he presentado, pero las personas que me flanquean en la foto son dos estupendos primos hermanos, -si ellos me lo permiten, les puedo llamar hermanos, Raúl y José-. Faltan tres más, Gabriel, Moisés y Rosalío. Los de la foto han sido columna vertebral en mi vida, maestros cada uno en su elemento.image

Raúl es la imagen viva del hombre-empresa que se hizo asimismo, mirando a los demás y tomando de cada uno el mejor perfil y ejemplo, y miren que la gente que lo rodeaba era polémica y controversial, sin embargo también posee bases sólidas de vida y ejemplos del abuelo Chalío, supo libar el arte de la negociación, cultivó la amistad como eje de vida, confió como nadie en sus socios y luego decidió tomar rumbos propios en el mundo de la empresa, sus alcances son de presumir, un orgullo y núcleo de toda la familia, es sin duda icono de la lucha a brazo partido por salir adelante. Hoy disfruta de lo sembrado.

Don José
Dice un refrán si hallas un amigo al que puedas dejarle todo, tierra, caballos, cabezas de ganado… y al volver te los regresa, incluso con réditos, ese es José Barreto, sus rasgos; prudencia, mesura, generosidad y un profundo respeto por las raíces que nos vieron nacer a todos los familiares, su voz es una orden amable, un llamado insistente de que ya es tiempo de juntarnos alrededor de fuego sagrado y enseguida él mismo se encarga de buscarnos y reunirnos en torno a un corral, a una fogata, contarnos cuentos que sirven para atarnos a la tierra que nos parió. Hace poco se nos puso malito y nos dejó tristes, luego nos alegró el semblante cuando palpamos su energía y fe, posee la fortaleza y el don de aceptar el destino, como a quien le hacen un regalo, libró la contingencia y se volvió todavía una mejor persona.

Los tres de la foto estamos en la edad de las prioridades y con esta breve texto quiero decirles que la familia Preciado, Zamora, Montes, Barreto, los consideramos piedra angular y fundacional de la generación que se quedó en El Palmar y de la que nos tocó salir a buscar la vida y la vianda a otros lugares, pero que invariablemente acuden al llamado del monte, al sonido del cuerno de vaca, buscado la sal.

Como decía el poeta español Juan Rejano, “al morir les hallaron El Palmar en el pecho”. Yo espero que mucho antes de que nos vengan a ofrecer cajas por abonos, hay que ir a abrazarlos a todos. No más parquedad, ni pichicaterias… les quiero un chingo.

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