Evanecerse en cada instante
Frente al espejo solo el vértigo
del vacío oscuro
Los miedos acosan
en noches de ladrones
Acechan en las puertas y ventanas
Los celos azotan
la puerta de tu imagen desvanecida amor
Sé a veces que me voy
sin ti.
Los retoños centinelas
guardan al infante en ciernes
con sus ternuras dulces
Y sus lágrimas salobres
Su padre se pierde a sí mismo
en el disuelto arbitrio.
Cuánto dolor saberse perder
en la telaraña laberíntica de recuerdos fugaces e inasibles
Al filo de foso del olvido
Otra vez frente al espejo oscuro del tiempo y la memoria en fuga
La esperanza caduca a cada
paso trémulo que doy.
Dejar de ser alguien
abandonarse sin voluntad
Dejarse llevar como rama
en el río de la vida
hacia la mar de la nada
Soltarse al delirio
del incompresible instinto
Perderse del iluso albedrío
de la cordura para sólo
reír o llorar sin sentido.
Que va quedando de mí
en este débil cuerpo
Un corazón testarudo
ingobernable amo de pervivir
Que igual me trajo a este mundo
Que igual no deja de latir a su antojo
Sin importarle mi lenta ausencia
de todo y de todos.
Llegar e irse sin voluntad
es la epifanía de lo que llame la vida mi vida
Yacer sin ánimo hasta el último aliento
Es mi destino
implacable
Morir a plazos hasta mi propia prescripción
de ser alguien para ti y para mí.
Rafael Aguiar Borges
RIP 26 Abril 2020