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La Columna Sensorial

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La Columna Sensorial

A Rolo lo querían dejar solo y lo
que debes de saber del lío
de las luminarias…

No hay mal que por bien no venga… dice uno de esos refranes populares que nos exponen que a veces las cosas malas pueden ser el principio de algo bueno o por lo menos mejor…
Y sin duda aunque para muchos el 6 de julio pasado ha sido uno de los días más difíciles en la carrera política de Rolando Zapata Bello, toda vez que ese día un grupo de mujeres logró burlar todo el cerco de seguridad en un evento que encabezaría el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, en el Centro de Convenciones Siglo XXI y dejó al equipo de inteligencia del gobierno del estado como unos auténticos aprendices, también sirvió para poner a discusión el trabajo que estaban haciendo, no solo quienes están al frente de la seguridad del mandatario, sino de muchos otros funcionarios de su gobierno que ya andaban queriendo colgar la hamaca y estirar la mano hasta el 2018.

mujeresEse día ahora sí que no me lo cuentan porque estaba ahí, a Rolando lo dejaron solo, ahora sí que “Rolo” se quedó solo, y además del verso sin esfuerzo, de no ser porque logró convencer a las furibundas protestantes de esperar a que terminara el evento para dar seguimiento a su caso, y por la ayuda de la ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho, quien salió al quite con las doñitas, las cosas estuvieron a punto de salirse de control.

Se rumoró que al día siguiente, 7 de julio, hubo una junta de todo el equipo y que a todos los pusieron como palo de gallinero por el gobernador… Claro como todos los rumores, no hay manera de comprobar que así fue, pero sí se empezaron a notar cambios por lo menos en algunos de los servidores públicos que por omisión o por andar de indolentes, provocaron el incidente del 6 de julio.

Y es que antes de ese día fue evidente que muchos funcionarios incluso del primer círculo del Gobierno no estaban haciendo para nada la tarea encomendada y ya tenían lo que lo llamo el “síndrome de la Suburban” ese que la da a muchos políticos cuando les toca Suburban, pues nunca más se bajan más que para entrar de su casa a la oficina y viceversa.

Para nadie es un secreto que el equipo de Zapata Bello no está conformado en su totalidad por los mejores hombres, para nada, también hay quienes ocupan cargos por cuotas partidistas o por las llamadas “cuotas de sangre”, pero de eso a que estos malogrados personajes se sientan con derecho a sentarse a rascarse los tanates seis años, pues no.

Y pues ya ven, ni a los tres años llegaron antes de que se notara su falta de atención en el trabajo y por eso, aunque el zafarrancho del 6 de julio fue un hecho bochornoso, por lo menos sirvió para poder darle una sacudida a la tropa que ya andaba dejando solo a quien le dio la oportunidad de tener el puesto que tienen.

Hoy también ya se habla de posibles ajustes de cara a los últimos tres años de gobierno y quizá no estaría mal, los pagos de favores y las cuotas de sangre no necesariamente tienen que durar para siempre y hay muchas áreas que llevan ya los tres años sin dar verdaderos signos de vida útil.

Por ahora, dicen los “grillócratas”, los que quisieron desentenderse de sus responsabilidades, aquellos que empezaron a coquetear con la idea de trabajar de lunes a viernes de 10 de la mañana a tres de la tarde durante los seis años de la administración de Rolando, a esos, ya les recetaron su 7 de julio.

La neta de las luminarias…

Pues será el sereno amigos y amigas y le podrán ir al PRI, al PAN, al PRD, a la Morena o a la pelirroja, pero para entender el lío de las luminarias que hasta hoy ha acumulado una deuda de más de 300 millones de pesos por parte del Ayuntamiento de la capital yucateca, hay que hacer notar que todo se jodió, sí, se “jodió”, cuando alguien (si mal no recuerdo fue el ex alcalde interno Alvaro Lara Pacheco) decidió vender las luminarias de vapor de sodio que eran propiedad de la ciudad en una cantidad irrisoria, tras colocarse las lámparas a la empresa tapatía AB&C Leasing.

¿Por qué valió pepino todo al vender las lámparas?, porque eso dejaba en estado de indefensión al municipio.
El contrato claramente decía que era por cinco años con “opción a compra”, que significa eso, que pasados esos cinco años, y después de pagar casi 500 millones de pesos en rentas, si el Ayuntamiento así lo consideraba, podía comprar las lámparas.

¿Pero si ya vendiste las lámparas que bajaste para poner las otras, qué demonios vas a poner si por alguna razón no te convenció el servicio de la arrendadora?…
Luego entonces, no solamente era la friega de tener que pagar 500 millones por cinco años por lámparas que en realidad no eran propiedad de la ciudad, sino que los meridanos quedábamos prácticamente obligados a comprar las lámparas o a extender el contrato de arrendamiento.

De tal manera, que aquí pasó como en el Fobaproa, quizá la cancelación del contrato que hizo el ahora ex alcalde Renán Barrera Concha, tenga un costo importante para la ciudad y para todos sus contribuyentes, pero el quedarnos con lo que AB&C Leasing nos ofrecía era mucho peor y no porque el acuerdo fuera bueno o malo, justo o ilegal, eso ya es otra historia, sino porque en ese proceso, Mérida se quedó sin lámparas propias.

De tal modo que lo que se debió de hacer, es resguardar esas lámparas para que si por alguna razón no nos convencía AB&C Leasing, tuviéramos la opción de usarlas, pero pues no, las vendieron y es ahí donde todo lo que se diga o deje de decir en este asunto está de más…

Hoy la ciudad ya tiene lámparas propias otra vez y aunque al final esta aventura “luminosa” podría costarle más de 700 millones de pesos de los meridanos, ahora sí que no había otra forma de tratar de darle salida a un asunto cuyo capítulo final aún está por escribirse.

Por Tomás Martín

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