Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Refettorio Mérida: cómo se puede evitar el desperdicio de alimentos y ayudar a quienes lo necesitan.

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Refettorio Mérida: cómo se puede evitar el desperdicio de alimentos y ayudar a quienes lo necesitan.

El comedor comunitario proporciona una comida de calidad a individuos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad.

En la cocina de Refettorio, ocurre algo mágico. En este lugar, no solo se crean deliciosos platos al nivel de un restaurante de lujo, sino que también se rescatan grandes cantidades de alimentos que de otro modo se habrían desperdiciado. Sin embargo, lo más destacado de todo es cómo esta comida dignifica a aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Esta edificación situada en el corazón de la ciudad de Mérida es un lugar que proporciona alimentación diaria tanto para el cuerpo como para el espíritu de aquellos que se encuentran en situación de calle, desempleados, personas mayores sin apoyo social o personas con discapacidad que dependen de la caridad. En este espacio, se les brinda una comida completa por una pequeña contribución de 10 pesos, en un entorno que cuenta con hermosas y acogedoras instalaciones.

«La intención no es simplemente proporcionar comida, sino que venir a comer a nuestro Refettorio sea una experiencia desde el momento en que se les da la bienvenida, el servicio en la mesa, la presentación de los platos y el entorno con su belleza. Es toda una experiencia gastronómica que busca dignificar y recordarnos que hay más cosas que nos unen como seres humanos que las que nos separan. El derecho a una buena comida debería ser para todos», comenta Claudia Bolio Pacheco, coordinadora de operaciones de Refettorio Mérida, en una entrevista con La Jornada Maya.

El proyecto, que comenzó sus operaciones en pleno apogeo de la pandemia en mayo de 2020, tiene como objetivo establecer colaboraciones con supermercados, fruterías, mercados mayoristas e incluso chefs privados para rescatar alimentos que, debido a su apariencia, madurez o por no estar frescos, terminarían en los vertederos.

El rescate de alimentos como frutas, verduras y pan permite proporcionar comidas dignas a al menos 100 personas que acuden de lunes a viernes a las puertas del edificio ubicado en la intersección de las calles 60 y 69.

Refettorio es parte de un programa liderado por el reconocido chef italiano Massimo Bottura, el cual tiene presencia en 11 países. En México, su única sede se encuentra en Mérida, Yucatán.

Otro objetivo fundamental de este programa es generar conciencia en la sociedad sobre el desperdicio de alimentos, el cual tiene un impacto negativo tanto en el medio ambiente como en la privación del acceso a comidas dignas para cientos de personas.

«Somos conscientes de que el hambre existe, pero no porque falten alimentos, sino porque se están desperdiciando», expresó Claudia con pesar.

Y para evidenciar esto, en los tres años de funcionamiento de Refettorio, se han rescatado más de 40 toneladas de alimentos, los cuales han sido utilizados para brindar miles de comidas a las personas necesitadas.

La cocina está liderada por el chef Eduardo Canché y su asistente de cocina, Ulises Velasco. Ambos son responsables de crear maravillas culinarias con los alimentos que reciben a través de la ruta de recuperación, la cual se lleva a cabo los días lunes, martes y miércoles.

El equipo detrás de esto

El funcionamiento del comedor comunitario también depende de los voluntarios que dedican al menos tres horas de su día para colaborar. Cada día, un máximo de 15 personas llegan a las instalaciones de Refettorio a las 11:30 a.m. para participar en un sorteo que determina sus roles, como anfitriones, camareros, lavaplatos, o servidores de agua y comida, entre otros.

Los voluntarios reciben una breve capacitación y se unen a esta conciencia colectiva de evitar el desperdicio de alimentos, ayudar a los demás y trabajar en equipo por una buena causa. Juntos, preparan las mesas, atienden a los comensales y dejan todo limpio y listo para el día siguiente.

Entre todos alistan las mesas, se encargan de atender a los comensales y dejar todo limpio y preparado para el día siguiente.

Claudia destaca que los voluntarios son los mejores anfitriones, y no se requiere más que disponibilidad de tiempo y una actitud de servicio. Servir un plato con amabilidad es todo lo que se necesita. Ella agradece a los voluntarios por dedicar su tiempo, ya que reconoce que es un recurso no renovable y valora el hecho de que se tomen una pausa de tres horas para ayudar.

Personas como Ana, de 17 años, descubrieron el programa de voluntariado y decidieron unirse durante sus vacaciones. Al concluir su experiencia, Ana decidió dedicar todo su tiempo libre para ayudar en Refettorio. Comenta que le gusta mucho ayudar y ver a la gente beneficiada.

Un menú muy variado

Refettorio también invita a chefs locales de Mérida a participar en la cocina del comedor. Ellos enfrentan el desafío de preparar platos con los alimentos rescatados, pero también pueden traer sus propios ingredientes si desean compartir una receta específica. En Refettorio, todas las manos son bienvenidas: cualquier persona puede encargarse del menú si está dispuesta a seguir las normas del espacio, que incluyen minimizar el desperdicio y tener una actitud de servicio.

De esta manera, los comensales tienen la oportunidad de probar recetas y disfrutar de la compañía de chefs del restaurante Habibi, o degustar postres del reconocido pastelero Antonio Bachour.

Claudia enfatiza que los voluntarios deben sentir pasión, agradecer lo que tienen, ser conscientes del desperdicio y tener la capacidad de ver otras realidades dentro de su propia ciudad y comunidad.

Las personas interesadas en ser voluntarias pueden contactar al personal de Refettorio a través de Instagram o enviar un mensaje de WhatsApp al 9981318032 para programar su participación. Se necesitan voluntarios de lunes a viernes, de 11:30 a.m. a aproximadamente 2:30 p.m.

Refettorio está abierto al público en general de lunes a viernes, con el ingreso de comensales de 12:30 p.m. a 1:15 p.m. Si bien no hay discriminación, se da prioridad a las personas en situación de vulnerabilidad, ya que el comedor comunitario fue creado especialmente para ellos.

Además, en Refettorio, los niños menores de 12 años no pagan por su comida. Sin embargo, se les sugiere que, si tienen la posibilidad de pagar por una comida en otro lugar, lo hagan y que visiten Refettorio como voluntarios.

Con información de La Jornada Maya

Facebook
Twitter
LinkedIn