Por José Luis Preciado.

Uno de los mayores problemas de este gobierno es el manejo de los recursos públicos y de las cuentas. Cientos de proveedores se apiñan buscando que les hagan efectiva la factura. Nunca como ahora se debe esperar tanto tiempo para poder cobrar un servicio prestado o producto surtido, ello va en detrimento de la economía de los negocios que al final se refleja en el cierre de comercios y empresas que no pueden esperar tanto tiempo por el cobro de una factura.

Ello mientras en el Congreso del Estado se discuten las cuentas del gobierno contenidas en el Segundo Informe de Ivonne Ortega y su administración. Las cuentas, dicen los panistas, no cuadran, se vuelven pocas, se enredan entre la danza de las cifras que se confunden, caso promoción de la imagen de la gobernadora, quien se ha convertido en la más activa embajadora del estado, sustituyendo incluso a la secretaría de Turismo, pero dejando en el limbo el costo que implica su presencia en medios nacionales. También se ha vuelto resbaladizo el precio de la seguridad, dependencias poco productivas y sin recursos, un Cultur desbordado organizando eventos como el de Sarah Brightman y el de Elton John en Chichén Itzá  en medio de la falta de dinero ya no para pagar la realización de uno de estos espectáculos, sino para aguantar las pérdidas que estos conciertos generan, incluyendo a un Plácido Domingo que nos dejó fama mundial, pero no saldos para el erario.

Urge un golpe de timón en la administración de Ivonne Ortega,  la fama de los panistas en Mérida se debe al orden administrativo y puntualidad en los compromisos, el estado da otra lectura. Este gobierno entra al desgastante tercer año cargando una lápida en la espalda, los panistas ya le encontraron la debilidad y son los números.