Por José Luis Preciado

“Busco un vientre de alquiler porque perdí la matriz por un mioma», explica Carmen, una defeña que ha estado en tres clínicas distintas de reproducción en dos ciudades del país. En otras zonas del mundo como Rusia y Ucrania también se puede hacer, pero no le dan confianza. En la India hay buenos profesionales y es más barato.

La otra cara de la moneda de esta historia real y esperanzadora de la búsqueda de un vientre, ilustra perfectamente lo que pasa en la política nacional: resulta que ahora usted, viejo cacique político, rancio tropero del partido, vetusto e inútil líder sindical, corrupto nefasto jugador de los bisnes, enviado especial del gobierno de su estado, patrocinador oculto de campañas puede alquilar un vientre político para poner en él la semilla del voto y a las seguras ganar el cargo. Cumplido el cometido y “como lo habíamos acordado, te quitas tú porque voy yo”. Se cumple el plazo que da la ley mexicana pobre y torcida como trapo de mesa de cantina.

La historia es vergonzosa, bizarra, digna de los magos prehistóricos que mueven los hilos de la política nacional. Hay que vivir un poco más para ver cosas peores como éstas donde mujeres y hombres se prestan alquilando sus vientres para que “el no nacido político” pueda ocupar una curul:

-El partido quiere que usted, don Sebas, llegue al Congreso de la Unión y va a llegar, nomás ponemos de candidata a su esposa, que tiene buen cuerpo, buenas maneras, es extrovertida y coqueta, en fin que tiene tan buena pinta que segurito gana. Luego usted don Sebas que es a quien el partido realmente quiere, se va derechito al Congreso de la Unión; pues aquí se le agradecen todas sus contribuciones y consejos -Parece que los estoy oyendo tramar esto a espaldas de un pueblo cada vez más jodido y aborregado por estos hijos del mal…

Lo repito, la historia es real, salió del Congreso de la Unión el pasado jueves ¿y sabe qué? fueron tan brutos que nos ofrecieron la renuncia de las ocho mujeres y dos hombres en un mismo paquete; de lo contrario ni siquiera nos habríamos dado cuenta.

De las solicitudes, ocho son de mujeres: dos diputadas del PRI, Ana María Rojas y Yulma Rocha; cuatro del PVEM, Carolina García Cañón, Mariana Ivette Ezeta Salcedo, Laura Elena Ledesma y Katia Garza Romo; una del PT, Anel Patricia Nava, y otra del PRD, Olga Luz Espinoza. Garza Romo dejaría la curul a su esposo, Guillermo Cueva Sada. Ezeta Salcedo la cedería a su hermano Carlos, quien fuera consejero de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión y allegado de la directiva de la empresa Televisa.

¿Que más viene? ¿Se alquilará el vientre mayor? ¿La presidencia de la República? ¿Se habrá alquilado veladamente otras tantas veces?