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Nacidos el 4 de julio

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Nacidos el 4 de julio

 

pan-prd

Por Carmen Garay.

Para varios estados del país, apenas el pasado 4 de julio comenzó la alternancia política. Por primera vez en su historia,  millones de mexicanos conocerán un gobierno diferente al octogenario PRI, pero esos cambios “históricos y revolucionarios” –todo lo que ocurra en 2010 tiene ese sino-, se alimentan en buena medida del mismísimo partido tricolor. 

Ex priístas o anti priístas son los discursos que apuntalan a los ganadores en Oaxaca y Puebla, por ejemplo; excesivas referencias y autorreferencias de “ese viejo PRI” que, con la experiencia de los años pero también con su “genio y figura” sigue siendo la primera fuerza política en México. ¿Será que todos somos revolucionarios e institucionales? Buen slogan, o mejor dicho, más atractivo que aquél que nos invita a ponernos en acción, o a ser democráticos.

Pero en ese surrealismo que es México los extremos se unieron y nació una mezcla que, como nos enseñaron en química, integró dos sustancias que mantienen sus propiedades: PAN y PRD. Ya no nos preguntamos si esto es posible en política, ya se pudo. Ahora la pregunta es por cuánto tiempo, con qué repercusiones.

El 4 de julio, vaya coincidencia, nace una nueva patria para los jóvenes que no saben ni reconocen enemistades añejas. Algunos, con el candor de sus casi dos décadas de vida pero con su primera experiencia de votantes, piensan y comentan que los polos opuestos pueden y deben unirse frente a un adversario común –mas no enemigo. Sus referentes, cinematográficos por supuesto, hablan de uniones y acuerdos transitorios para una prueba glorificante que, una vez cumplida, trae la paz  y la esperanza.

Los partidos no son dogmas de fe, son posturas ideológicas que mediante la acción comunicativa establecen puentes para transitar la democracia. Si la mezcla va más allá de la coyuntura electoral y se vuelve el sello de estos nuevos tiempos, qué buena noticia para los que pensamos que la unión de los mexicanos nos hace más fuertes. La alternancia es la mejor auditoría de los gobiernos, pero es decisión exclusiva de los pueblos.

Es indispensable una actitud propositiva, crítica e informada de la sociedad. El cambio por antonomasia, no mejora la calidad de vida de las personas; el cambio gubernamental, de cualquier nivel, puede originar sentimientos revanchistas que terminarán por polarizar nuevamente a la gente.  Hay que reconocer con honestidad los logros de quienes han antecedido, sumarlos al proyecto de gobierno  pero, llegado el caso, con igual honestidad y valor denunciar los excesos que se hayan cometido, más aún,  de ninguna manera cometer los mismos errores. Que la juventud, por principio de cuentas, no cometa el error de suponer que es imposible un acercamiento entre la izquierda y la derecha, que son enemigos acérrimos o que el PRI es el villano favorito.

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