Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Mediocracia, de mediocres

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Mediocracia, de mediocres

camara-de-diputados

Por Carmen Garay

A tan sólo unos días de que comience formalmente el proceso electoral 2010 en Yucatán, ya vemos la escaramuza de suspirantes  para ocupar la presidencia municipal en 106 ayuntamientos o alguno de los 15 escaños de mayoría relativa del Congreso. Como ya hemos, las diputaciones plurinominales se cuecen aparte.

Desafortunadamente, las aspiraciones de una carrera política poco o nada tienen que ver con el desempeño notable en la administración pública o en cargos de elección popular. A este respecto, llama la atención la información periodística que refiere la escasa preparación académica de nuestros representantes en el Poder Legislativo (http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=11$0928010000$4166879&f=20091005).

Las campañas electorales sistemáticamente omiten la exhibición de cartas credenciales pues, irónicamente, para los votantes sigue siendo irrelevante si son profesionistas o no los futuros diputados, si terminaron o no sus estudios y cuál es la solvencia moral de los hombres y mujeres que tendrán a su cargo la administración de determinadas carteras de gobierno.

Ni hablar de juzgar la compatibilidad de los perfiles académicos y la dependencia a ocupar, mucho menos la preocupación por conocer indicadores y evaluaciones de su desempeño como funcionarios. Pero si surge algún interesado al respecto, que espere los cinco años que el Gobierno estatal reservó los expedientes con las calificaciones. ¿No son recursos públicos los que pagan sus sueldos? ¿Los aciertos o errores de los funcionarios no nos afectan?

Es momento de observar los comportamientos de la «alta» burocracia y de los propios partidos políticos porque la exposición mediática de los aspirantes ya comenzó. El famoso «fuego amigo», los señuelos y los tapados, son prácticas vigentes en nuestros días, así como el compadrazgo y los pagos de favores que, tristemente, encumbran a cualquier persona para realizar NO cualquier tarea y, en ocasiones, para dejarla a medias por seguir adelante su «exitoso» camino. ¿Cuántos encargos, diputaciones y senadurías -hasta gubernaturas y alcaldías- permitiremos que sigan quedando a medias?

Facebook
Twitter
LinkedIn