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Donde habitan los dinosaurios

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Donde habitan los dinosaurios

angelica_beatriz

Por José Luis Preciado.

Allí donde habitan los dinosaurios

Mérida, Yucatán, a 9 de mayo de 2010. -Entre bienquerientes y peticionarios se cierran las campañas políticas, el sábado se dio el último estirón, el aliento final de los cansados candidatos por arañar un poco de votos aún sin convencer. La jornada rumbo a Mérida fue de marcados contrastes; en el monumento a la patria el PRI gritaba a todo pulmón que Mérida está al alcance de la mano después de 20 años de panismo, lo sienten en la piel, en el bolsillo, en el corazón, los discursos triunfalistas y emocionados de Angélica Araujo, Beatriz Paredes y la sonrisa cómplice de Ivonne Ortega, lo decían todo. 50 mil personas acarreadas o no, aplaudían fuerte, ganar el Congreso del Estado parece ser cosa menor, en cambio recuperar Mérida, eso sí es cosa grande. Ese palacio que los priistas han visto desde afuera vestido de azul por más de 20 años. Llámele orgullo, poder, control total, llámele como quiera, pero el PRI sueña con despachar en la calle 62 y cruzar a la 61 donde habrá siempre un buen vecino. Además, ganar Mérida es tomarle el pulso al 2012, tan cercano como esa profecía maya de que se va acabar el mundo en ese año. No será para los políticos, menos para los dinosaurios…

Los votos podrán salvar al PAN

Pero el PAN también tiene a sus dinosaurios, llevan 20 años en el Ayuntamiento de Mérida y esos, a los ojos de los jóvenes votantes, son más viejos que los viejos del PRI. Cuestión de enfoque y si no, pregúntele a un joven meridano. El cierre de los panistas fue en la Plaza Grande, allí hacían su lucha, saben que están en último tirón de una campaña crucial, así que con todo se van a lo único que puede salvarlos: el voto, lo piden casi de rodillas -aunque ellos jamás se han arrodillado-, saben que es la única arma capaz de perpetuarlos en la alcaldía. La campaña azul no tuvo pies ni cabeza, con una candidata que sólo alcanzó a posicionarse con su propuesta del transporte público a tres pesos, pero no más, al mismo tiempo que decía que su misión sería seguir los pasos de Manuel Fuentes y César Bojórquez, dos magníficos gerentes municipales; su slogan “luchemos más” no significó nada para la ciudadanía.

A  Beatriz le hizo falta un mayor riesgo, ante la embestida del PRI ella no podía quedarse “a luchar por más”, tendría que haber ido por todo: transporte, ambulantes, mercados, vialidades. Manuel y César fueron dos hombres de honrada medianía, no se les ve como corruptos, pero muchos sí consideran así a sus colaboradores cercanos. Ambos siguen teniendo la estima casi general, pero nunca se les conoció una mayor apuesta por Mérida, daba la impresión de que la ciudad era manejada por máquinas de contar dinero. Sin embargo el meridano quiere soñar, no quiere que le meten la mano en la bolsa para quitarle su dinero con nuevos impuestos y prediales oscuros, no me parece que el meridano quiera saber si es verdad que su ciudad es líder del sureste en cultura, entretenimiento, educación, medicina, calidad de vida, etcétera. No sé si Angélica lo logre, pero mucha gente la vio como la candidata que los invitó a soñar, a lo mejor y luego tenemos que despertar en medio de pesadillas y amenazas de dinosaurio.

El PRI debe saber que ganar Mérida es también sacarse el tigre en la rifa, los ciudadanos se han vuelto exigentes: ¿Quién da más? Parece ser el pensamiento de los habitantes de la capital del estado. El PAN les ha dado buenos servicios, aunque pareciera que en sus discursos les reclama por ser malagradecidos. El voto está cerca y después ya no habrá buenas o malas campañas, sólo ganadores y perdedores. Si el PAN pierde se enterraría de cuerpo completo al grupo de Patricio Patrón, si ganan van a buscar la perpetuidad, en la casa azul empiezan a habitar dinosaurios. Si el PRI gana la alcaldía, nacería el grupo de Ivonne Ortega con su alumna más adelantada, Angélica Araujo; pero si el PRI pierde Mérida, malas señales para el 2012, el grupo de Ivonne Ortega no habría nacido nunca. Cosa de genética política. Los ciudadanos somos simples piezas en el tablero de ajedrez.

   

  

 

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