Censo, información y poder: la cuenta hacia atrás ha comenzado
Por Carlos M. Hornelas Pineda.
Mérida, Yucatán, a 9 de mayo de 2010. -En menos de un mes, se estará levantando el Censo Nacional de Población y Vivienda, en toda la República, como cada década. El censo constituye la base más sólida de información estadística con la que el Estado puede conocer los indicadores que configuran la realidad nacional. Sirve para delinear las políticas públicas y verificar el estado de la nación en diversas áreas: pulsa su funcionamiento, ubica su problemática y permite hacer análisis tendenciales y prospectivos con información fiable.
Esta ocasión, este esfuerzo monumental se llevará a cabo por primera vez bajo la coordinación de un gobierno federal encabezado por un partido distinto al tricolor y servirá también como medida justa de la capacidad de este gobierno para realizar este tipo de tareas. Para empezar, se echa de menos una labor de difusión más consistente, así como una sensibilización más asertiva.
En la página electrónica del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se da a conocer que los representantes encargados de realizar el levantamiento en campo podrán ser identificados fácilmente por el uniforme y credencial que los acreditará para realizar su labor sin contratiempos.
No cabe duda que a partir de este instrumento sabremos cuánto hemos cambiado en la última década. Porque, ¡vaya que hemos cambiado! Habrá que pensar qué tipo de datos tendremos y cuestionarnos sobre la fidelidad de los mismos. Porque ante el escenario de inseguridad actual, la guerra contra el narcotráfico y los demás jinetes del apocalipsis conjurados por nuestro presidente, cualquier ciudadano pensará dos veces antes de abrir la puerta a los encuestadores del INEGI.
Seguramente habrá una diferencia sensible entre las casas de seguridad que había antes y las que hay ahora. Como también debemos recordar que la actividad de las bases de datos y el internet era bastante reducida. ¿Qué pasará con la seguridad de los datos personales del ciudadano común y corriente? En los últimos tiempos hemos conocido acerca de la vulnerabilidad absoluta de nuestros datos personales como la que se pone a disposición de compradores en el barrio bravo de Tepito. ¿Quién puede garantizar que no ocurrirá lo mismo con este esfuerzo? Después de todo, aunque dicha información se encuentre protegida por ley, prácticamente es letra muerta.
A diferencia de otros censos, lo que se juega en este no es la fiabilidad de los datos sino la confianza de los ciudadanos en un Estado que le ha mostrado su ineficacia, torpeza y negligencia con el manejo de datos personales. Fox cambió la metodología para medir la pobreza, la inflación y otros muchos indicadores: ¿será esta la ocasión de asistir a una nueva metodología de definición de país?
Toda información verdadera es útil pero no toda la información útil es verdadera. Abraham Moles rompió el paradigma marxista: ante la división social del trabajo, él preconizó una división social de la información. La cuenta hacia atrás ha comenzado y en el balance general, el Estado nos queda debiendo.
