Más que político, el bautizo de Patricio Enríquez fue familiar y entre amigos, por lo menos así se advirtió en la misa, donde el hijo de Felipe y Minerva, recibió el agua bautismal.

Con madrina de lujo, la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, se llevó a cabo la ceremonia en la Parroquia de la Asunción, oficiada por Monseñor Alfonso Cortés.

Puntualmente llegó la madrina al evento a quien se le recibió con saludos afectuosos, la acompañaban sus compadres Felipe Enríquez y su esposa Minerva.

Al descender de la camioneta, la gobernadora le dijo a la mamá: “echa para acá a mi ahijado”, lo cargó y le arregló su ropita color blanco, mientras lo miraba con mucha ternura.

Afuera de la parroquia, previniendo por si llovía, se montó un toldo y se cerró la cuadra. El templo estaba lleno en su totalidad pero escasearon los políticos y los que fueron se pusieron guayabera, para estar a tono.

Entre los que son políticos, destacaron la alcaldesa con licencia de Guadalupe, Cristina Díaz y Eduardo Bailey, candidato a diputado federal. También, el ex gobernador Benjamín Clariond, amigo de Felipe Enríquez.

Por ahí en una tercera fila Felipe Ángel González Alanís, director de Gobierno y amigo de Enríquez, presenciaba la ceremonia, entre otros muchos que asistieron con bajo perfil, como Elenitza Canavati, quien también se ubicó en un discreto lugar.

La madrina Ivonne es sencilla, pero en su rostro hace falta un rasgo de alegría, como que es muy seria, callada y poco sonríe.

Claro, el bebé a la hora de recibir el agua bendita lloró. Pero fue por un lapso breve, porque seguramente se sintió agusto en los brazos de la madrina.

Al finalizar la misa, monseñor Alfonso Cortés, pidió un aplauso para los padres, la madrina y por supuesto el ahijado.

La gobernadora repartió saludos, abrazos, besos en la mejilla a mucha gente que conocía y también a la que no tenía ese gusto.

Al salir del templo el grito de algunas personas de “bolo, bolo, bolo madrina” se dejó escuchar y el compadre de Ivonne, les dijo nerviosamente que en la CROC, donde se iba a llevar a cabo el evento social, la comida, pues.

Ahora si, con cara menos dura como la mostró a su arribo, incluso con una sonrisa, pues se sintió muy bien con el afecto y cariño de los nuevoleoneses, la gobernadora no paraba de recibir saludos.

Llegó a la camioneta donde esperaban en su interior sus compadres, atendió la gobernadora a Multimedios Televisión y se despidió de la gente que la rodeaba.

“Vámonos, compadre, a ver que sorpresas me tienen en la comida, presumo que es de mi tierra” y se acomodó en el asiento delantero de la camioneta que enfiló hacia el edificio de la CROC, donde fue la comida.

Hubo música yucateca, pero también los alimentos que se sirvieron correspondieron a la famosa y muy sabrosa cocina de Yucatán. (MILENIO)