Por José Luis Preciado.

El año comenzó como todos, con muchos quebraderos de cabeza para los mexicanos, desde el pago de los nuevos impuestos, pasando por los aumentos a todos los productos e insumos, al mismo tiempo que a muchos los sorprende sin empleo, asunto que añade un punto más de drama a la cuesta de enero, que amenaza con durar todo el 2010.

En medio de estas grandes atrofias sociales, se encuentran los precandidatos y aspirantes políticos que van por el poder en las elecciones estatales del 16 de mayo próximo, quieren el voto, pero no tienen argumentos para pedirlo, los dos principales, PAN Y PRI han sido públicamente contradictorios, han votado con razones políticas y no sociales; los del PRI critican la subida del combustible que ellos mismos aprobaron, el PAN defiende la subida de la gasolina a nivel federal, pero en el estado se quedan con el sólo argumento de vender “la buena” administración del Ayuntamiento de Mérida.

Y así en medio de las contradicciones van por su voto. Mientras usted va por la canasta básica o mínima, queda la sensación de que no es posible seguir en eternas campañas políticas, en México votamos eternamente, nunca terminamos de elegir, esa es la impresión.

Los partidos buscan sacar ventaja desde ahora, se valen de todas las artimañas posibles, preguntan, hacen mesas de diálogo, discuten, se reúnen con expertos en diversas materias, pero al final la gente desconfía de sí de veras escuchan o sólo se quedan con las oídas, porque luego se reflejan más los caprichos que las propuestas.    

En la calle me preguntan ¿y quién ganará Mérida? La respuesta es… de acuerdo a los números o encuestas que presumen los partidos políticos el PRI lleva una ventaja de 20 puntos y son los jóvenes el pastel más disputado. ¿Pero qué son las encuestas a más de cuatro meses de las elecciones?

Son sólo numeritos, fotos del momento en que se hizo el cuestionario, no más. Imagínese qué puede responder hoy un ciudadano aterrado por los aumentos: ¿si hoy fueran las elecciones por quién votaría usted?

Lo más probable es que responda “por tu mamá”. Puede sonar como grosería -depende del tono- aunque sólo se trata del auténtico reflejo del cansancio social. Aspirantes tomen nota…