Por José Luis Preciado.

Se multiplican las quejas, disminuye el recurso, avanza la impunidad, el manto protector del Congreso cubre a los ex alcaldes, se están saliendo con la suya llevándose la nuestra. Ante este saqueo no hay recurso que aguante, no hay presupuesto que rinda. Se trata de recursos públicos con fines personales.

Tizimín con sus gastos exorbitantes bajo el agua, Teabo y su gente que se queda con una deuda de casi dos millones de pesos, a pesar de ser uno de los municipios más pobres; Kanasín; el colmo, allí se llevó todo Carlos Canché Baas y sus secuaces, dejando una abultada deuda de seis millones de pesos tan sólo en pagos pendientes a la CFE. Kanasín ha sido uno de los ayuntamientos más corruptos y abandonados, allí se vive a diario una tragicomedia, donde el alcalde llega al poder con una banda de parientes, amigos y asesores a saquear el presupuesto.

Cada tres años se reinventa el poder, nace de la nada, nuevo alcalde con los mismos vicios. Por ejemplo, Leonor Chan, un alcalde de bajísimo perfil y asesorado por un grupo de iluminados. Porque solos no pueden. Por cierto en el colmo del cinismo, hasta los aviadores reclaman liquidación. Y así están otros municipios como Maxcanú, Valladolid…     

El Congreso del Estado de Yucatán, guarda silencio, no quiere moverle a nada, le apuesta al olvido, se convierte así en un cómplice. Esta afectación económica ya llegó al Estado, allí en varias dependencias se mueven en la inercia y la opacidad. Para muchos el año de Hidalgo -Picardía mexicana- ya comenzó a 26 meses del fin.