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Ya no me llamo Cancún y la culpa no es sólo del indio

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Ya no me llamo Cancún y la culpa no es sólo del indio

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La Columna Sensorial

Por Tomás Martín

Merecidas o no, pues que llegó el momento de tomarme mis vacaciones y como suele sucederle a un clasemediero con dos trabajos, el organizar algo tan sencillo como salir a vacacionar se vuelve una hazaña épica, digna de guión de la mejor película de los Hermanos Almada.

Como esta vez se cruzó la contienda electoral, pues más complicada se volvió la tarea de armar un periodo vacacional y pues ahora sí que para no quedar mal y evitarme malas experiencias de otros años, de último momento dije que, pues ni hablar, lo mejor era lanzarme de nuevo a Cancún y disfrutar de las bendiciones del Caribe mexicano.

Y pues puedo ignorar que el destino ya no es por mucho lo que era hasta hace 20 años y tenga zonas que ya se ven realmente decadentes.

Que te cobren un “All inclusive” (todo incluido) que en realidad no lo incluye todo, que tengas que escapar y correr para no ser atrapado por los vendedores de tiempos compartidos que están cazando a cuanto huésped llegue, que pidas servicio al cuarto y tarden más de una hora en llevarte lo que pides, pero lo que ya me parece realmente inaudito, es que a estas alturas del partido, sigan tratando con la punta del pie del turismo nacional.

En el hotel que me alojé hasta la mucama o recamarera, como demonios se le diga, te armaba un pancho si le decías que te esperara unos minutos para que puedas dejar el cuarto y entre a chambear.

Una vez entraron al cuarto, cuando yo dormía en calzones, que para “supervisar” las almohadas, jajajaja.

La que preparaba el sushi, se encabronaba si en vez de mayonesa le pedías queso filadelfia, el que hacía las crepas, tenía una cara de mal cogido que hasta miedo daba comerlas, “no vaya a ser que estas pinches crepas me causen un problema de disfunción eréctil”, pensé.

El caso es que más de uno de los empleados del hotel parecía que trabajaba con un supositorio gigante en el trasero y pues la neta, yo creo que estos camaradas andan pero bien tronados del cerebro con esa actitud.

Si alguien le ha salvado el trasero a la industria turística de este país, es precisamente el turismo nacional, y en los últimos años, la afluencia de nacionales es tres veces mayor que la extranjera en los principales destinos mexicanos.

De tal manera que ya me parece inconcebible que los nacionales tengamos que tragar camorra por malos tratos o por servicios deficientes en los destinos que se supone son “punta de lanza”.

Cancún generaba hasta hace 10 años, más del 30 por ciento de las divisas que entran al país vía turismo y pues hoy ya no sé cómo está la cosa, pero de no ser por la Riviera Maya, en donde la situación es totalmente diferente en trato y calidad de servicio al turismo nacional (eso sí, no te salvas de los coyotes de los tiempos compartidos), Quintana Roo y su Cancún, se las estarían viendo realmente negras.

Pero pues al margen de ello, la pregunta es simple, cuándo entenderán los prestadores de servicios de Cancún y de otras partes del país (por ejemplo en Progreso, principal puerto de Yucatán, no cantan mal las rancheras), que hoy en día, es el turismo nacional y no el extranjero, la verdadera gallina de los huevos de oro.

En fin el caso es que esa canción popular de “Me está llamando Cancún”, pues como que ya no me suena mucho y pues ya no me llama Cancún.

¿Y los que la hicieron comadre?…

Regresando de mis vacas, con lo primero que me topé fueron con unos baches gigantes que a punto estuvieron de acabar con la suspensión de mi nave, baches de dimensiones que no había visto desde el gobierno municipal del priista Guido Espadas Cantón, cuya administración fue caracterizada por dejar que las calles de Mérida parecieran avenidas de la corteza lunar.

Días después, que revienta el problema de la basura, ya advertido con mucha anticipación por las propias empresas recolectoras a las que les deben más de tres millones de pesos en subsidios, lo que sumado a la chatarra que hoy es la paramunicipal “Servilimpia” y al litigio laboral que existe en la Planta Separadora de Residuos Sólidos de Mérida, pues hoy tienen a Mérida sumida en montículos gigantes de basura.

El problema, pues ya lo dijo el alcalde interino Álvaro Omar Lara, es el dinero, el Ayuntamiento ya no tiene lana más que para pagar el sueldo y los aguinaldos de los funcionarios.

Tras lo dicho, miles de voces han surgido para recordarle el 10 de mayo a la hoy flamante senadora electa por Yucatán, Angélica Araujo Lara, al señalarla como responsable de la “quiebra” y el caos que vive Mérida y pedir cárcel para ella, lo cual no va a suceder jamás, porque la señora tendrá su fuero completito como legisladora federal.

Pero pues señores, señoras, la señora arquitecta no llegó sola al Ayuntamiento, para que eso pasara, miles de personas tuvieron que dar su voto.

Y pues cómo es posible que una dama que era directora de una dependencia estatal que ni siquiera es de las más importantes del organigrama del Gobierno del Estado, haya sido diputada federal, luego alcaldesa de la principal ciudad de Yucatán y ahora senadora.

Pues simple, porque la mayoría de los electores votaron por ella y pues viene otra pregunta ¿Por qué votaron por ella?

Esa respuesta pues difícilmente la obtendremos, porque tendríamos que preguntarle a todos y cada uno sus motivos y en nuestra “democracia”, una de las mejores partes es que, quienes eligen a malos gobernantes, quedan tan impunes como ellos.

Nadie que haya votado por ella, va a salir a la calle a llamar a todos sus vecinos y les dirá, “amigos, amigas, quiero decirles que la zurré, yo voté por Angélica”…

¿Pues no verdad?… Hoy todos de desmarcan y hacen como que la virgen les habla, pero pues insisto, la señora no llegó por arte de magia a la alcaldía.

Al final queda claro, que Angélica Araujo solo fue el cascarón de un Gobierno en la que ella ni siquiera tomó las decisiones más importantes, y lo vimos con el relajo del 4 de julio, en donde cada vez que declaraba algo sobre el zafarrancho, quedaba en evidencia que la decisión de arremeter contra los inconformes, la tomaron todos menos la señora alcaldesa.

Y hoy vemos videos de su marido Pedro Espadas quejándose de las deslealtades del gabinetazo municipal, al Gobierno del Estado entrando al quite para evitar que el asunto de la basura y los baches se vuelva inaceptable para los que vivimos en Mérida, y pues fuimos testigos de cómo el regreso del PRI a Mérida, ha sido uno de los fracasos más grandes del tradicional, arraigado e ineficiente bipartidismo yucateco.

Ella fue pues solo fue la envoltura de un producto que resultó de muy mala calidad, pero insisto, la culpa también es de quienes la hicieron comadre.

P.D. Politizar el problema de la basura es absurdo y tercermundista, pues les recuerdo que la basura le sirve a los moscos para reproducirse y los moscos no van a checar quien es del PRI o del PAN para ver si lo pica o no. Este ya es un problema de salud pública así que estimado ciudadano, antes de salir a la calle a tirar impunemente tu basura o apilar tus calzones piteados en las principales avenidas de la ciudad, recuerda que no estás “castigando” a un mal Gobierno, sino que nos estás jorobando a todos. Comentarios, réplicas y donativos a tommyuv@hotmail.com y también puedes seguirme en @TribunaYucatán. Checa igual mis videocolumnas en Youtube (Videocolumna Tomás Martín http://www.youtube.com/watch?v=LeCDQviITYw&feature=g-upl). Hasta la próxima.

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