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Walmart, los gobiernos del “cambio” y los transgénicos

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Walmart, los gobiernos del “cambio” y los transgénicos

República de las Bananas

wal-mart

Por Eduardo Lliteras Sentíes

Mientras el presidente Calderón se prepara para dar clases, trabajar para la iniciativa privada o dedicarse a leer una vez termine su infausto Gobierno, el New York Times revela la trama de sobornos con la que la poderosa Walmart se ha abierto paso en México y logrado dominar el mercado mexicano.

En efecto. La cadena monopolista yanqui ha crecido, de la mano de la corrupción, casi un 500 % en diez años en nuestro país, entregando unos 24 millones de dólares a funcionarios corruptos.

Estamos hablando de la apertura de 2 mil 277 tiendas entre 2000 y marzo de 2012, incluida, por supuesto, la ubicada en Paseo Montejo en Mérida. Según lo publicado por The New York Times y The Wall Street Journal, Walmart utilizó el soborno para “agilizar trámites” o conseguir permisos y edificar tiendas allí donde no estaba permitido. Corrompió a funcionarios públicos, incluidos alcaldes, para lograr, al estilo de los nazis y su Blitzkrieg (guerra relámpago), destruir a la competencia y dejarla aturdida, incapaz de reaccionar, para defenderse ante la apertura en avalancha de tiendas.

Es así que Walmart ha logrado imponerse en el mercado nacional, mandando a la lona a las pequeñas abarroteras y tiendas minoristas por todo el país. Generando desempleo y hambre.

En el año 2000, año de la llegada de los Gobiernos del “cambio” al poder, la cadena de autoservicio tenía presencia en 42 ciudades mexicanas. Para 2011 ya se había expandido a 384 ciudades, incluida Mérida.

El PAN todo el tiempo agita el espantajo del retorno de todos los males del priísmo Partido de Estado -si el partido Tricolor triunfa en las elecciones de julio- como la corrupción, para decir: voten por nosotros, somos “diferentes”.

Pero en el ranking mundial o clasificación del Reporte de Competitividad 2011-12, México cayó hasta el lugar 91 y la información respecto a las prácticas de Walmart, las que le permitieron abrir un promedio de entre 45 y 43 tiendas por ¡año!, demuestran que la corrupción goza de cabal salud en nuestro país.

Si Felipe Calderón, tocado como la Virgen María por el Espíritu Santo (según su decir) hubiera dado la lucha contra la corrupción, en lugar de emprender una “guerra” de pantalla contra la delincuencia organizada, en México viviríamos en un país menos violento.

Pero en lugar de eso, se sabe que es práctica común por parte de los empresarios, pagar para obtener permisos o asignaciones de obras, en el país y en los Estados y municipios.

La empresa Walmart, cuyo facturado en el último trimestre del ejercicio fiscal ascendió a 35.490 millones de dólares -el 37% de ese total se generó en México, su principal mercado fuera de los Estados Unidos, señala el diario español El País- también ha sido acusada de evadir impuestos en México (con el consentimiento de Hacienda, para variar) y de explotar a sus trabajadores así como de imponer precios de hambre a sus proveedores.

En Estados Unidos existe la Ley Sarbanes Oxley, la cual prohíbe a las empresas trasnacionales corromper a funcionarios públicos. Pero en México, la ley es sumamente laxa y sabemos que la impunidad impera, a pesar del discurso de la candidata con “muchos pantalones”.

Otro ejemplo sospechoso es el que involucra a la trasnacional Monsanto –monopolio mundial de las biotecnologías y de la agroindustria- la que ha recibido todo el apoyo del Gobierno Federal y de las obsequiosas autoridades estatales (como las yucatecas) para imponer sus cultivos transgénicos, a pesar de la amenaza a la salud, al empleo de los campesinos mexicanos y a la biodiversidad. Así, sólo a través de la corrupción, se explica el empecinamiento de las autoridades en servir a la Monsanto. Y también a Walmart, en Mérida.

www.infolliteras.com

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