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Cossío se desnuda

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Cossío se desnuda

Rosalía Buaún, José Antonio Cossío y José Luis Preciado
Rosalía Buaún, José Antonio Cossío y José Luis Preciado

Peripecias de un niño que llego a ser locutor

Por César Pérez Cachón

Mérida, Yucatán 10 de marzo de 2014.- Como si se tratara de una charla de café con unos amigos, el primer actor radiofónico, de teatro y televisión, José Antonio Cossío estuvo el pasado lunes en la  FILEY, contando como un “niño” que nunca se imaginó siquiera ser algo en la vida llego a ser locutor.

Antes de la amena charla de cómo se inició su pasión por la locución, el primer declamador mexicano se dio el tiempo de expresar sus sentimientos de estar de nuevo en Mérida a la que llamó “Tierra de libertades” así como también de agradecer la invitación del presidente de la Asociación Nacional de Locutores, delegación Yucatán, José Luis Preciado y de la presidenta nacional, Rosalía Buaún, de la que se dijo honrado de acompañarle en este viaje y para la cual pidió aplausos de los presentes en el salón Ek-Balam del Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI.

Me remonto a los siete años…

-Había un niño, en un colegio de Maristas, el colegio Benavente en la avenida Cinco de Mayo de la ciudad de Puebla frente a una placita de nombre San Luis.

-Ese niño tenía el privilegio de pagar la mitad de colegiatura del segundo grado de primaria gracias a su mamá creyente, que hacía todo lo posible por trabajar día y noche pero además ver como alguien aceptaba a su hijo en el mejor colegio que ella pensaba para su educación.

-La maestra madre Consuelo al ver que no le podía enseñar a ese niño que desde los cinco años sabía leer y escribir, le empezó a enseñar poesía, el niño reacciono pero no entendía al principio.

-Motivado a ser el mejor como ese otro niño pudiente de nombre Avelino del Río que era bueno para todo, el niño empezó a participar en declamación. Luego de que ambos niños le ganaran a los grados mayores empezaron a ganarles a varias escuelas.

-Sin pensar nunca en alcanzar algo obtuve el primer lugar en declamación del estado de Puebla a los siete años de edad.

A los 14 años…

-Escuchaba en la radio un programa de aficionados, comenta Cossío, -quien tuvo que vencer primero su timidez natural. -No fue facíl al principio pero grata fue la sorpresa al salir triunfador sobre cantantes.

-Con lo que gane en ese programa tuve para pagar un mes de renta de mi casa, -recuerda Cossío, quien se aventuró en otros programas de aficionados pero no en todos con mucha suerte.

-Recuerdo mi primer fracaso en la vida, casi salgo llorando pensando que no servía, pero con el fracaso vino la oportunidad que me dio un señor que me ofreció trabajar como locutor.

Primer acercamiento con Yucatán

-Yucatán está presente desde ese día, ya que uno de los locutores que me enseñó a dar noticias fue José Palomeque Ramírez que era yucateco. Desde ese primer día me dieron toda la confianza. En esos días aprendí de todo  desde barrer la cabina y limpiar los equipos, contestar el teléfono e inclusive robar la línea ya que a veces el concesionario tardaba en pagarla.

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Asistentes a la charla de Cossío en la sala Ek-Balam

La gran oportunidad

Gracias a un permiso especial Cossío dio sus inicios en la locución en su natal Puebla pero tras seis meses al aire se le presentó la oportunidad de ir a la Ciudad de México a presentar su examen para adquirir su certificado de locución, anécdota de la cual recuerda bien.

-Fueron cinco sinodales que lo examinaron en materia de lectura, dicción y legislación además de pronunciación de cinco idiomas: inglés, francés, italiano, alemán, ruso y japonés. Y por último estaba la improvisación “el coco de los locutores”.

Muchacho prodigio o no, el joven Cossío obtuvo a los 15 años de edad su certificado como locutor, el más joven en la historia de México.

Enamorado de la profesión

-Un mes después de obtener mi certificado de locutor y con 15 años me ofrecieron ser locutor y presentador de un cantante en su gira por Acapulco, -recuerda con añoranza don José Antonio, quien jocosamente compartió una anécdota de aquellos días de juventud. -Se imaginan con 15 años en ese viaje a Acapulco aprendí hasta a manejar un auto, en el cual paseaba a una francesa deliciosa que conocí.

Ya en un tono un poco serio pero nostálgico a la vez, Cossío contó ese primer momento cuando se dio cuenta de estar enamorado de la profesión que ha sido su vida.

-Les cuento esto porque es el principio, quiero que ustedes vean que alguien que nunca supuso ser alguien dentro de esta carrera cuando se dio cuenta que estaba enamorado de lo que hacía ya estaba totalmente inmerso, jamás le dijeron por alguien que fuera abogado o locutor, fue la necesidad, las circunstancias y las casualidades.

Visiblemente emocionado el veterano locutor recibe los aplausos de los asistentes
Visiblemente emocionado el veterano locutor recibe los aplausos de los asistentes

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