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Periodismo de urgencia

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Periodismo de urgencia

¿Hay riesgo de quedarnos sin periódicos?

Estas vacaciones, leí singular fruición y animoso interés un tema que me apasiona; el periodismo, desde todas sus representaciones, se trata de un libro de Ignacio Ramonet, «La Explosión del Periodismo, de los medios de masas a la masa de medios». Aquí se estudia el impacto que han tenido las redes sociales e internet en los medios impresos, llámese periodismo o revistas.

redes-socialesExiste una amenaza real contra los grandes medios, un mercado despiadado que castiga a las empresas, no nos deja tranquilos el hecho de que a los que han emigrado a las redes, tampoco les ha ido bien, lo único real, es la incertidumbre y la mudanza constante de lectores, que se transforman en miradores de imágenes y que aprueban con un like aquello que les gusta, pero que no van más allá en la reflexión de los acontecimientos sociales.

La idea de que cualquiera pueda ser reportero suena a democracia social y revolucionaria, basta con subir a las redes un hecho impactante y la imagen demostrará que se estuvo en primero fila, esa nota tendrá muchas reproducciones y es probable que anime a su portador a salir a buscar otras primicias. Ese era el papel tradicional del reportero; ojo abierto, oídos puestos en alerta permanente, dispuestos al asombro y una búsqueda extenuante de todas las versiones, sin embargo las redacciones se fueron automatizando, la agenda se fue perdiendo y el señor boletín sustituyó a la contrastación de fuentes, es más las fuentes se sustituyeron por agendas.

Ramonet, abre una luz a este problema gravísimo de sequía informativa.

Asegura que nunca como ahora se vuelve indispensable, volver los ojos al periodismo de largo aliento, ese que cuenta las historias que a todos nos pasan, reaprender el oficio, sacarle punta al lápiz e irnos sobre aquello que la sociedad demanda, un derecho a la información, seguí de cerca la información que nos llegaba de la XEPET, «La Voz de los Mayas», misma que pesar del rescate de sus locutores, por parte del estado, aún sigue bajo amenaza como a todas las radios comunitarias del país, cuya voz está amenazada por el estado mismo. Esa defensa valiente de su comunidad; amas de casa, taxistas, campesinos…, fue una lección de civismo.

Allí había nota y gente como Bernardo Caamal, la mantuvieron viva hasta un la salvaron. Esas son nuestras batallas, de fondo, contexto, historia, argumentos, fotos, expresiones, lágrimas, situaciones, allí esta el periodismo para contarlo. Cuando las redes arrastran tanto lodo, allí esta la fresca edición de la mañana atenuando el horrendo temporal de los rumores.

Muchas veces, no se logra la profundidad de los temas, como lo demanda el lector, hay un aforismo que atañe la poca penetración temática del periodismo y que urge remediar, es de Indro Montanelli; «Un periodista es un océano de sabiduría, con un centímetro de profundidad». Montanelli, nunca olvidó, una sentencia de su primer jefe de redacción en los Estados Unidos: «hacer que cada artículo pueda ser leído y entendido por cualquiera, incluso por el lechero de Ohio». Quizás uno de los mayores aprendizajes que obtuvo este reconocido periodista italiano.

En suma me agradó el mensaje que nos receta, este libro de Ignacio Ramonet, aunque no diga nada nuevo. André Guidé, decía: «todo lo que se necesita ser dicho, ya se ha dicho, pero como nadie prestaba atención, todo debe ser dicho de nuevo».

Una enorme verdad que a los reporteros no se nos debe olvidar. La libreta de las preguntas y dudas, debe ser desempolvada. Creo que estamos a tiempo.

Por José Luis Preciado

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