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Nadie sabe qué pasó

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Nadie sabe qué pasó

030711paso-deprimido-protesta

Por José Luis Preciado.

Allí todos pedimos

El paso deprimido enterró las aspiraciones políticas de Angélica Araujo, allí quedó su futuro, alguien de los que hoy ocupan el poder ordenó la no intervención de la policía y la entrada de los porros comandados por Carlos Herrera Chalé «Calín». Enfrente estaban los panistas ansiosos por ganarse una candidatura, -buena parte de ellos ya está en el poder-, y en medio algunos ciudadanos que se oponían a la obra, porque el paso deprimido nunca se socializó, fue una imposición.

A dos años de distancia no hay culpables, sólo hay banderas de buenos y malos: grupos que se ostentan como herederos de la verdad, muchos de ellos también fueron provocadores, como David Sosa y Beatriz Zavala, se lanzaron gritos de descalificación «a los del sur» más otras expresiones de exclusión; enfrente el impune Gaspar Quintal, oficial mayor del ayuntamiento de Angélica y flamante nuevo rico de Mérida, quien comandaba la embestida. Hasta hoy muchos se preguntan ¿por qué no intervino Saidén?, nunca le dieron la orden de meterse a controlar la situación, la ex gobernadora Ivonne Ortega, justificó en su momento que la policía se iba a ver muy mal y su prestigio estaría en duda si intervenía para controlar a los manifestantes en el estado más seguro del país.

Allí perdimos todos los ciudadanos y ganaron los políticos, ellos cuando dividen ganan, el PAN sin odios no avanza y el PRI sin revanchas se anula, esa es la triste realidad, el poder los une y allí esconden el secreto. A dos años nadie, ni siquiera Angélica Araujo, sabe qué pasó.

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