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Los excesos de confianza también son muy malos para la salud

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Los excesos de confianza también son muy malos para la salud

Peña nieto

Por Tomás Martín

Un día, estando en el kínder, varios compañeros descubrimos un divertido juego que consistía en colgarse de la rama de una gigantesca palmera que estaba en el patio central del plantel, para cruzar al estilo “Tarzán”, un gigantesco charco lodoso que rodeaba a la noble planta.
Por días, fue el juego más popular de toda la escuela y todos esperábamos impacientes el recreo para ir a colgarnos de la rama.
Un día ya me había lanzado tres veces (ya eran tantas que ni lo pensaba, tomaba la rama, agarraba impulso y me lanzaba con todo al otro lado) y esperaba impaciente mi siguiente turno.
Por fin me tocó, tomé la rama, agarré todo el impulso posible y prácticamente a la mitad del charco la rama tronó y yo caí de lleno en el mar de lodo.
La verdad el golpe ni me dolió, me dolieron más las risas y las burlas de prácticamente toda la matrícula escolar del mentado kínder.
Me llevaron a la dirección en medio de un mar de llanto, las maestras me bañaron, medio lavaron mi uniforme, me regresaron a mi salón y suspendieron para siempre el juego de la rama.
Desde ese día dejé de ser Tomás, para ser conocido como el gordito que se cayó al lodo, cada vez que entraba al salón, más de uno se zurraba de la risa y tuve que vivir con ese estigma, por varios meses más, antes de que por fin, emprendiera mi camino hacia la primaria. Fue pues un exceso de confianza que me costó una de las burlas más crueles y prolongadas de mi existencia
Y pues para que digo que no, si la verdad, como todos, sentí pena ajena cuando el aspirante a la candidatura presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, se hizo bolas con la ya afamada pregunta de los tres libros que marcaron su vida. Sin duda fue un momento penoso y muy desafortunado para alguien que hoy compite por dirigir los destinos del país, como en su momento yo competía por ser el chamaco con más “pases de la muerte” en preescolar.
Sin embargo, como muchos analistas han mencionado, no se puede satanizar a alguien por cometer un error como ese, pero sí preocupa mucho que una persona que hoy tiene todas las posibilidades de ganar la elección, no sepa como salir y reaccionar ante un hecho tan simple, pues es obvio que uno pensará en cómo demonios saldría de una situación realmente grave.
Esto me parece una buena llamada de atención para todos aquellos que aspiran a un cargo de elección popular, para que entiendan que una cara bonita y dos toneladas de “photoshop” no son suficientes para librar todos los obstáculos que podrían presentarse en el camino y en donde está más que probado que en donde menos te imaginas te puede ahora sí que saltar la liebre.
Quizá el infortunado momento, pues no lo fue tanto, porque aunque varios aseguran que Peña Nieto cavó su tumba electoral con el resbalón, sinceramente no creo que sus bonos hayan bajado lo suficiente como para afirmar categóricamente que está perdido.
Lo cierto es que antes de los tres libros, se percibía un exceso de confianza y hasta soberbia por parte del PRI, el equipo de Peña Nieto y el propio aspirante. ¿Para qué preocuparme de algo tan banal, si voy ganando por paliza?, pues ya ven que no, mucho se hubieran ahorrado, así como mucho se hubiera ahorrado el que escribe esto, si antes de lanzarse de nuevo, le hubiera dado unos buenos jalones a la rama.
En fin, como todos sabemos, el hubiera no existe, y habrá que ver como vienen las próximas encuestas y si su escena bochornosa y el retuiteo de su hija Paulina realmente le pegaron al capital electoral del mexiquense, pero lo que es un hecho, es que esa escena seguirá persiguiendo por un buen rato Peña Nieto y sus adversarios no dudarán en seguir usando su poco nivel de cultura literaria para darle con todo, como a mi me pasó en mis primeros años, en donde un error de cálculo, lo pagué durante toda mi formación preescolar. Ni hablar, ramas vemos, marranazos no sabemos…

PD. Aprovecho para darle las gracias a José Luis Preciado y a todo el equipo de Revista Yucatán por la oportunidad de colaborar con este prestigiado medio. Espero no decepcionarlos. Sigueme en el Facebook o en @TribunaYucatan

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