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La radio perdió una voz

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La radio perdió una voz

Por José Luis Preciado

vozRubén Eloy Ocampo Escamilla era una voz y mente lúcida, ello le confería autoridad frente al micrófono, dominaba varios escenarios, lo mismo en una cabina de radio que frente a un auditorio exigente. “Más valía ser amigo de Rubén Eloy, debido a su puntillosa memoria que nos ubicaba en el detalle y la fecha precisa, allí estaba su capacidad de comunicación, amén de su afanosa búsqueda por esos datos y aquella lectura de la historia nacional”.

La radio era su elemento natural, se movía como pez en el agua, poseía una gran facilidad para conectar con la audiencia, ayudaba al colega, era cómplice de las charlas y celoso del buen decir y del cuidado en los contenidos que difundía la radio, era todo un producto de aquella época de oro de la radio mexicana.

Contemporáneo de Raúl Castillo Cecías, Emilio Valencia, Arturo Iglesias, Ricardo “El Vate” López Méndez, Juan Valerio, Efraín Rodríguez, Ramiro Gamboa, el “Tío Gamboín”, Bernardino Sosa (“Belito”)… Lo mismo en la XEFC de Grupo Rivas como en la XETAB en Villahermosa, Tabasco, en Comunicación Social de la SEP en el gobierno de Luna Kan, auxiliar escribiente en la 32ª. Zona Militar, al servicio del General Ladrón de Guevara, en el edificio del Ateneo Peninsular, de allí le viene el apodo radial “El Cadete”.

Participó de manera activa unos cinco años con el locutor Mario Chacón Medina en su programa de 92.9 FM, “Copetes y Ballerinas”, allí Rubén Eloy tenía diez minutos para contar anécdotas e historias en “Tiempos de Radio”. Fallece en medio de la precariedad en Mérida, el pasado 8 de agosto a los 96 años de edad, a pesar de su mermada visión, conservaba esa capacidad mental y coraje para defender a la radio que, a decir de Eloy Ocampo, se llenó de pericos y merolicos, prestos a la risa fácil, lugares comunes y la vulgaridad. El buen tono —decía—, ya no está metido en la radio.

Su libro, “Historia de la Radio”, recoge los escritos publicados durante varios años en el periódico Por Esto!

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