Por Eduardo Lliteras Sentíes
La República se balancea en la cuerda floja.
Recorrer el país es percatarse de que son numerosos los hilos que ya se han roto y que nos dejan pendiendo ante el abismo. Los conflictos, nos atenazan. La confrontación ahoga a México. Hay una crisis de confianza, hacia las instituciones y hacia el rumbo de la nación en las manos de una administración por lo menos titubeante e incierta, que no ha sabido recabar consensos para andar el camino faltante hacia la transición democrática truncada por el presidente con botas, Vicente Fox, y que por el contrario nos ha arrastrado hacia la multiplicación de la violencia y el fortalecimiento de las organizaciones criminales con una «estrategia» fallida y más bien propagandística contra el narcotráfico.
Como han reconocido en días recientes, en sus mensajes los poderes legislativo y judicial ante el mismo presidente de la República en la Conmemoración del 205 Natalicio de Benito Juárez en la sede del IFE en la capital de la República, el país ve multiplicarse la falta de confianza y los conflictos: En el sector privado, entre los partidos y en la misma sociedad civil que no cree en sus gobernantes.
Jorge Carlos Ramírez Marín, diputado federal por Yucatán, ha dicho precisamente que es necesario «restituir la confianza política de los ciudadanos y la capacidad de lograr acuerdos, llegar a las elecciones sin la certeza de equilibrios, arbitrajes, conductas imparciales, será la amenaza más grave a que podamos enfrentarnos al ponerse en riesgo la renovación institucional. Urge recobrar la confianza ciudadana», sentenció, el diputado por Yucatán, quien también ha hecho ver que el conflicto entre Televisa y Telmex, es parte de ese escenario de desconfianza que priva en México y que siembra de nubarrones crecientes la elección de 2012, ya en el horizonte.
También el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Juan Nepomuceno Silva Meza, afirmó que existe una crisis de confianza ciudadana ante las instituciones y en particular ante el sistema de justicia del país y señaló que la sociedad exige a todos un cambio así como transparencia y eficiencia.
Asimismo, el senador priísta, Manlio Fabio Beltrones, reconoció que existe una creciente insatisfacción ciudadana con la democracia y señaló que es necesario incorporar a la sociedad civil en las instituciones de Gobierno. El mismo Beltrones dijo que hay que recobrar la confianza ciudadana.
Los mensajes de los poderes de la Unión al presidente, sin embargo, no parecen tener eco. Desde Washington, el presidente Obama declara que Felipe Calderón es un «presidente frustrado» porque la presidencia que se apropió ilegalmente no le ha salido como esperaba y su sexenio se está convirtiendo en uno de los peores Gobiernos que ha tenido México en su historia, sólo detrás de los
Gobiernos de Santa Anna.
La realidad es que la pérdida de confianza en las instituciones está socavando lo que queda de éstas y de convivencia pacífica en el país. El diputado yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín volvió a advertir en Yucatán durante el fin de semana pasado sobre la desconfianza que priva en el país entre los diversos actores de la vida nacional y señaló que éste clima está envenenando el camino a las elecciones del año 2012.
«Hoy amigos vemos confrontado a todo el país. Slim contra Televisa, Televisa contra Slim. Empresas con tanta influencia en el país. Este nivel de confrontación entre dos de las entidades privadas más importantes del mundo asentadas en México, nos da una muestra del riesgo por el que va transitando el país. Porque está enfrentada la iniciativa privada, están enfrentados los sectores sociales, los partidos políticos no podemos siquiera determinar quiénes deben ser los consejeros electorales del Consejo Electoral del país».
Y cuestionó: «¿Por qué no se nombran? Por el grado de confrontación, el que es tal, que no hay ni siquiera condiciones para sentarse a discutir el método de cómo lo van a determinar. El grado de confrontación al que hemos llegado tiene un motivo: La desconfianza», añadió el legislador yucateco quien insistió en la necesidad de reconciliar al país para evitar que al 2012 lleguemos en una situación peor.
Así las cosas, si seguimos por el actual camino hacia el 2012, ese año sí puede ser el fin del pequeño y pobre mundo, que los mexicanos nos hemos inventado.