Por Eduardo Lliteras Sentíes.
Dice en su columna Templo Mayor en Reforma, F. Bartolomé que Juan Carlos Romero Hicks conmovió ayer hasta las lágrimas a Yucatán. En efecto, afirma lo siguiente: “Una de dos: o Juan Carlos Romero Hicks es muy buen orador, o la gobernadora Ivonne Ortega es muy sensible.
Resulta que, en la presentación del plan de edificación del aplaudido Parque Científico de Yucatán, el director del Conacyt se aventó un discurso `séntido´ y llegador, que ya lo hubiera querido José Alfredo Jiménez para una de sus canciones o Hallmark para una de sus tarjetas”.
Y concluye: “Tan bueno estuvo el mensaje del funcionario federal, que la gobernadora y su secretario de Educación no se aguantaron y terminaron llorando de emoción”.
Algunos diarios locales retomaron la foto del Secretario de Educación enjugándose las lágrimas, conmovido por el reconocimiento del que fue objeto, luego de que dos días antes, accidentalmente golpeó con su celular en la frente a la gobernadora, causándole una herida de la que escurrió sangre. Situación que no dejaron pasar caricaturistas y columnistas locales para hacer escarnio de la embarazosa situación en la que se encontró el doctor, quien sin lugar a dudas debe haberse sentido muy mal ante un accidente tan lamentable. Incidente, hay que destacar, llevado con garbo por la gobernadora, quien ni replicó ni se quejó o imprecó al doctor Godoy. Por el contrario, la gobernadora siguió como si nada con su gira al grado que más tarde hubo quien le llamó la atención por la sangre que escurría por su frente. Bizarría de Ivonne Ortega Pacheco.
El director del Conacyt, entre otras cosas, djo durante su gira que “estamos muy contentos (con lo que se está haciendo en el Estado), presentaremos un libro con el tema de innovación y revisaremos los procesos que la autoridad local ha estado apoyando con la participación de la parte académica y la empresarial, tres sectores reunidos, academia, empresa y Gobierno”.
Juan Carlos Romero Hicks, director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), subrayó en Mérida que el decidido impulso al desarrollo científico en Yucatán mediante mecanismos como el Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico (Siidetey), es punto de referencia para otras entidades. Espaldarazo, más amplio, no se podía. Por eso la conmoción, hasta las lágrimas.
Por último, no está por demás recordar las palabras recientes de René Drucker, director General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, quien señaló que el sistema científico mexicano se encuentra en una situación alarmante ante la falta de inversión, proyección e inoperatividad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
«La ciencia está en una situación alarmante, tenemos un Conacyt que está desaparecido realmente, inoperante, da las becas, tiene al SNI (Sistema Nacional de Investigadores) y mantiene los centros públicos de investigación, pero para aspectos básicos hoy en día no funciona.
Esta situación, sí está para llorar, pero de tristeza. Tan, tan.
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