La combinación de día inhábil, por la conmemoración del Centenario de la Promulgación de la Constitución Mexicana, y los 32 grados que se dejaban sentir, fueron los elementos que atrajeron a los paseantes a este puerto.
Hacia el mediodía la llegada de paseantes fue aumentando, quienes buscaban un área para instalarse a la orilla del mar y disfrutar de la brisa, del cielo despejado y del azul del mar.
Turistas extranjeros, nacionales y del interior del Estado se paseaban por el malecón y reposaban en la arena refrescándose con un coco, bebidas con gas o cerveza.
Durante el primer “puente” del año, Progreso lució con afluencia de paseantes, algunos se instalaban en los restaurantes, otros llegaban equipados con sus neveras y la botana buscando una sombra para dejarse llevar por la hermosa vista que da el muelle y el color del mar.
Quienes llevaban sombrilla buscaban la mejor zona para instalarse y quienes se decidían por algún restaurante, simplemente elegían si querían piso o arena.
Familias completas o novios que llegaban en moto o en transporte público se dejaban ver en el malecón.
Los atractivos iban desde darle de comer a las gaviotas o pasearse en la moto acuática, jugar a la pelota o simplemente “estar”.
La brisa del mar y el calor del mediodía hacían apetecible y atractiva la visita; quienes no perdían minuto de disfrute eran los niños, que cubiertos de arena no desaprovechaban un solo minuto.
Aunque para los comerciantes y restauranteros las ventas han sido “bajas”, la afluencia de visitantes era notable.
Los “cerritos” de sargazo acompañaron a los visitantes y las algas se concentraban en el lado poniente de la playa, ya que del lado contrario la presencia era mucho menor.